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2 4 Provincia amante de la legalidad y enemiga de juicios privados y razones contra lo prescrito, en cualquier forma que sea; una Provincia que prácticamente hace ver que comprende que ninguna prudencia, ninguna razón de virtud, ningún pretexto debe prevalecer contra las leyes de la orden, máxime contra aquellas de cuyo vigor y actual obligación no puede caber duda, como son todas las recordadas por los Superiores de Roma en las Ordenaciones Generales de S. Visita y Manual, y todo lo que en ambos do­ cumentos o libros se prescribe; tai Provincia hace dulce violencia al S. Corazón de Jesús, obligándole a derramar amplias bendiciones sobre ella. Le felicitamos, por tanto, a V. R. por los sentimientos de le g a lid a d y amor de ob ­ servancia le g a l en todo que nos manifiesta y conocíamos ya. .Anímese cada día más y sea inflexible en exigir la fiel y minuciosa observancia de cuanto está prescrito; y haga ver a aquellos de los raros ancianos o no jóvenes que lo necesiten (como V. R. nos in­ dica) que se perderán ante Dios y los hombres su celo, sus trabajos y sus obras regula­ res si en hacerlas, emprenderlas, o en hablar y obrar, no dan absoluta preferencia a lo que prescribió Roma para que las Provincias de España empezasen santamente y cre­ ciesen bajo el saludable influjo de una religiosa legalidad . Hay que insistir siempre sobre este punto de la fiel observancia de las O rd e n a c io n e s G en e ra le s d e S. V is ita y M a n u a l y ser en ello inflexible, porque con ello se asegura la genuina y saludable o b ­ servancia de la Regla y Constituciones en su sentido propio, seguro y libre de laxismo y rigorismo. Sea en esto im p o r t u n e e t o p o r t u n e constante vigilante y le prometemos muchas y visibles bendiciones del cielo. Para esto, inspire a sus súbditos el que obren ex f íd e v iendo solo Dios y su cierta y segura voluntad en la más mínima de las pres­ cripciones de Roma. Y si algún Superior local lo necesitare, hágale ver que el ser des­ cuidado en practicar y poner en pleno y completo y cotidiano vigor el Manual, falta no­ tablemente a su oficio, da escándalo a sus súbditos, hace inútiles los grandes trabajos de Roma en dotar las Provincias de todo lo necesario para su religiosidad y seguro ca­ m ino, y en cierto modo hace traición a los Prelados Provinciales y Generales, que al tomarlo y elegirlo por cooperador lo han hecho el mayor súbdito de la ley en aquel convento u oficio conventual. Como S. Juan Evangelista en la ley del amor del prójimo, los Superiores Generales no cesemos ni cesaremos de repetir estas verdades, porque Roma está cierta que si la legalidad reina, todo será prosperidad en España y lo repe­ timos además para animar a V . R., que tan fielmente secunda y responde al celo de Roma, y con ello darle autoridad a V. R. para que sepan sus súbditos que V . R. no quiere no puede dejar de ser inflexible en esto. 2o. Por lo dicho ha hecho muy bien en cambiar al Presidente de Sevilla, pues in­ tolerable que en cosas notables el inferior obre sin contar con su provincial; y un Superior local arbitrario es un destructor del espíritu de legalidad y formalidad canó­ nica regular que tanto inculcamos Nos y V. R., con toda la Curia General. Sea bueno con las personas y compasivo con sus defectos, pero sea inflexible con los que en sus oficios hacen caso om iso (y por consiguiente en practica desprecian) de las leyes y prescripciones vigentes. Y según las notas de Visita General, ya no es la primera vez que el P. Matías es hallado arbitrario y descuidado de las leyes de la Orden en los car­ gos que se le han confiado, y por esto es mas inexcusable su descuido. 3 o. En cuanto a la Escuela de Sevilla, V. R. no podía hacer menos de lo que ha hecho , sin peligro de que el conven to perdiese su prestigio. Y por esto aprobamos plenamente que V . R. haya conservado la Escuela y la haya ordenado en la forma que nos dice, evitando así ya el gravamen de los frailes, ya el escándalo que su destrucción hubiese producido . ¡Cuántos disparates puede hacer un Superior local descuidado de las leyes como el P. Matías!