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88 90. Satisfecho yo por esta adquisición empecé, desde luego ayudado de Fray Roque de la Nava, el trazado de los caminales que hay actualmente, ía plantación de pinos y cipreses y la restauración de la antigua capilla de Santa maría Magdalena, con una nueva y muy hermosa imagen de la Santa. Más tarde, y a expensas de varios de votos, y de algunas Congregaciones de la Tercera Orden, puede construir el Calvario y hacer un pozo en la parte más alta, con una grande balsa para el riego de las plantas. ¡Gloria sea dada por todo al Señor, dador de todo bien! (3). CAPITULO XII: COMO ELSEÑORVELABA POR "LA MAGDALENA" 91. Continuando ahora con la narración de las bondades y providencia especial del Señor para con nuestro convento de la Magdalena, voy a referir, para gloria suya, los hechos siguientes: Aconteció un día que, cerca ya de la hora de comer, me dijo el cocinero que no tenía aceita para lo que había de freír para principio. Yo le reconvine por no haberse hecho cargo y avisado antes, y le dije: "Mande en seguida alguno con una alcuza a Masamagrell a casa de un bienhechor y que le pida nos remedie por de pronto en esta necesidad dándole un poco de aceite". Cuando el cocinero se disponía a ejecutar lo mandado llamaron a la puerta, y luego vino el portero diciéndome: "Padre, ha llegado un hombre que trae dos pellejos de aceite de limosna". Yo, como ésta era tan opor tuna, quise saber quién era el bienhechor que lo enviaba para darle las gracias, y en cargué al portero lo preguntase: pero le contestó el hombre que tenía orden de no de cir quién lo enviaba. 92. El otro hecho, también notable, fue que hallándonos un día sin pan por efecto e un largo temporal de agua que impedía al Hermano limosnero el salir a reco ger la limosna a los pueblos, un bienhechor del convento, vecino de la Partida de la Punta de Ruzafa, que tenía comercio de harinas, y junto a su casa un horno de su pro piedad, estando muy temprano leyendo el periódico se le vino la idea con gran insis tencia de que los Capuchinos de la Magdalena debían estar faltos de pan, e inmedia tamente tomó un saco de harina y mandó a la hornera que lo amasara y cociera en se guida; tomó su carrito, y sin reparar en lo intransitables que estaban los caminos se vino al convento, llegando a la hora precisa que había de entrar la Comunidad en el refectorio. Por tan oportuna limosna bendijimos al Señor, que tan solícito se mostraba de nuestro bien y dimos las más rendidas gracias a nuestro bienhechor. [...] CAPITULOXIII: RESTAURACION DELCONVENTO CAPUCHINO DEOLLERIA 93. A últimos de este año 1886, los vecinos del pueblo de Ollería (Valencia) so licitaron con grandísimo interés la restauración del antiguo convento de Capuchinos de dicha población; pero el Provincial, Rvdmo. Padre Joaquín de Llevaneras, pensando en que por la pobreza del lugar no podrían mantenerse bien los Religiosos, se mos traba reacio en acceder a la petición. Entonces aquellos vecinos me pusieron a mí por mediador, y haciéndole yo ver al Padre la conveniencia de dicha fundación, la auto rizó; pero a condición, me dijo, de que había yo de encargarme de llevarla a cabo. Marché, pues, a Ollería, la víspera de Todos los Santos del mismo año para en tenderme con las autoridades y que me hicieran la escritura de cesión del convento, acto que se realizó el día 7 del mismo mes de noviembre de dicho año 1886. (3) Desgraciadamente el lugar ha sufrido diversas transformaciones y prácticamente no queda ya nada de lo que describe el P. Luis.
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