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Además del principal objeto de esta nueva fundación, que consiste en hacer misiones en las ciudades principales de aquel reino, y sus territorios, cuales son Cartagena, Mompox, Onda, Antioquia, Tungar, Mérida, Pamplona y la misma ciudad de Santa Fe, con los emolumentos y subsidios que tenían los extintos jesuítas en los colegios de dichas ciudades por motivo de hacer misiones en ellas al menos cada dos años, lo que es propísimo de nuestro instituto. Además de esto decimos que el sobredicho hospicio (aun con menos comodidades que las que ahora se nos presentan) ha sido en todo tiempo muy deseado de esta Provincia para consuelo de los misionarios que mantienen aquella región, los cuales o por enfermedad o por vejez o por consuelo espiritual, tendrán a donde retirarse, y en donde hallen consuelo para su alma, y decente asistencia corporal como la tendrán en todo y por todo los religiosos que fueren de la familia del hospicio, sin que nada les falte, así como el subsidio de la misión, que son cien pesos duros por cada uno de los que salieren a ejercerla, como por las limosnas que recogerán particularmente en la ciudad de Santa Fe, que es populosa, rica y deseosa de nuestros operarios, y de un temple muy sano y tan particular, que en jamás hace ni mucho frío ni mucho calor. Y prevenimos que el hospicio queda incorporado a esta nuestra santa Provincia como una de las casas que la componen, e inmediatamente sujeto al ministro provincial de ella, sin que el Prefecto de nuestra misión tenga jurisdicción alguna ni en el hospicio ni en sus moradores, aunque como hermanos y miembros de la misma Provincia mutuamente deben amarse y favorecerse entre sí, los misioneros que están con los indios y de los de Santa Fe. Y para surtir y formar la familia del hospicio, siendo necesario 16 religiosos, 12 predicadores y cuatro legos, exhortamos a todos nuestros súbditos se animen a esta nueva empresa, en que se interesa el servicio de Dios y del rey, el bien de las almas y el honor de nuestra Provincia, y los que se sienten llamados de Dios para esta santa obra nos avisarán sin dilación, para elegir los más aptos. Es idóneo para ella, y para que Dios nos alumbre a todos, todos los días, después de prima, se dirá el himno «Veni Creator» con las preces acostumbradas. Y leida a toda la comunidad congregada, se certificará a continuación haberse practicado como se acostumbra en otras circulares, y notará en el libro de registro, y se pasará sin pérdida de tiempo al convento que corresponde según el orden del sobre escrito. Fr. José de Monóvar. Ministro provincial". Habiéndose publicado las mencionadas circulares para Santa Fe de Bogotá en todos los conventos, como consta de las firmas de los RR. PP. guardianes que así lo contestan al pie de las mismas y se conservan en esta secretaría, acudieron por carta al M. R. P. Provincial para la expedición del referido proyecto los siguientes PP. sacerdotes y religiosos legos: El P. Fr. José de Finestrat, predicador; El P. Fr. Matías de Callosa, predicador;