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2 1 muchos progresos en aquella misión, se han retraído en todos tiempos de ir a ella, y en el presente no se hubieran podido juntar los veinte que V. A. pide para destinarlos a ocupar los curatos que vacaren en los nuevos pueblos de españoles e indios guagiros que se acaban de fundar, si no fuera con la esperanza de que V. A. separará la misión del gobierno del Provincial de Andalucía, y le adjudicará para siempre al Provincial que es, y en adelante fuere, de esta Provincia. A la verdad, con esta confianza se han ofrecido más de treinta religiosos, de los cuales se han elegido los veinte, todos sujetos hábiles para el ministerio apostólico, cuando en otras ocasiones, para encontrar solos ocho o diez, mucho menos hábiles sin comparación que los que ahora están destinados, ha sido menester que los Provinciales rogasen con repetidas circulares. Esta Provincia mirará como propia aquella misión y procurará proveerla de misionarios útiles según V. S. desea; se introducirá la santa emulación entre unas y otras misiones, procurando cada Provincia que la suya no sea inferior a otra en los servicios a la Iglesia y al Estado. Esta nueva disposición que se pretende y parece tan conveniente, no ocasionará al Real Erario mayores gastos que los que hasta ahora se han ocasionado, antes por el contrario serán inferiores, porque los misionistas no saldrán de la Provincia hasta el tiempo proporcionado para embarcarse, no empleando en esto más que el preciso para ir al puerto que V. A. les destinase para su embarco, evitando lo que sucedía en Cádiz, y en Andalucía, en donde solían permanecer muchos meses antes de partir para la América con gravámenes del Real Erario. Sin duda, estas y otras causas habrán movido a V. A. a separar del gobierno del Provincial de Andalucía las otras misiones que tienen en la América la Provincia de Aragón, la de Navarra y últimamente la de Cataluña, y no siendo inferior el mérito de esta Provincia al de las referidas, su Ministro Provincial suplica a V. A., con el mayor rendimiento, se digne separar esta misión del gobierno de aquel Provincial, adjudicándole para siempre al que actualmente es, y en adelante fuere, de la de Valencia, señalando desde ahora el puerto en donde deban embarcarse sus misioneros con más prontitud y sin riesgo de las detenciones largas que hasta ahora han tenido que sufrir, dando para ello las órdenes correspondientes. Como que en esto interesa mucho el servicio del Rey, la salud de las almas y la gloria de Dios. Así lo espera el suplicante del celo y benignidad de V. A.... [abreviaturas ilegibles]". También suplicó dicho M. R. P. Provincial al Real Consejo de Indias, que le concediese la facultad para nombrar Visitador y secretario para la misión nuestra de Santa Marta, señalando por Visitador al P. Fr. Miguel de Pamplona, y por secretario al P. Fr. Francisco de Castells, entrambos misioneros de los veinte elegidos. Porque considerando el referido M. R. P. Provincial los pocos religiosos idóneos que quedaban de los antiguos en aquella misión, y que estaba ya tan de remate, que el R. P. Provincial de Andalucía desesperaba de poderla enderezar, y por esto ya tres años antes había escrito al Consejo para que le exonerase de la comisaría de la misión de nuestra Provincia de Valencia, lo que afirmaba también dicho P. Provincial Fr. Antonio de Irlanda en una carta que escribió al R. P. Fr. Jaime de Puigcerdá, catalán en Madrid, cuya copia se halla en esta secretaría en el cajoncillo [con el ] título

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