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1 3 DEL TIEMPO EN QUE EL TERRITORIO DE MARACAIBO SE QUITO A NUESTRA PROVINCIA Y SE DIO A LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA C A P I T U L O 5 Quietos y pacíficos permanecieron los religiosos de esta nuestra Provincia, establecida su misión en los territorios del obispado de Santa Marta del Valle de Upar, del Río de la Hacha y jurisdicción de Maracaibo, haciendo felices progresos, hasta que en el año 1741, estando de visita en el Valle del Upar el reverendo obispo de Santa Marta hizo una representación al rey, y otra semejante al P. Comisario general de las misiones, entrambas con fecha de 29 de julio de 1741, por las que aseguraba los felices progresos que resultaría a la Iglesia [y] al real servicio la extensión de la luz del Evangelio y de los dominios del rey. Y que para esto convenía se proveyese una sola misión para la provincia de Santa Marta, separada y sin dependencia de la de Maracaibo, para lo que franqueaba oportunidad el celo de los padres capuchinos hijos de la santa Provincia de Navarra. Pues, según tenía entendido dicho reverendo obispo, deseaban emplearse en las reducciones de los indios gentiles del distrito de Santa Marta, done era crecida la mies que se descubría. Nada se logró entonces, quedando sin el debido curso el proyecto de la división, y esperó la Provincia de Navarra mejor oportunidad para lograr su designio en prejuicio de los religiosos de esta nuestra Provincia de Valencia, establecidos con tan ventajosos frutos espirituales en el territorio de Maracaibo. Pero después, el Vice­ prefecto de la misión de Santa Marta, con algunos otros religiosos hijos de la Provincia de Navarra que se pasaron de la misión de Cumaná, que se componía de aragoneses y navarros, y porque no congeniaban, hicieron este tránsito; los cuales representaron al virrey de Santa Fe, D. Sebastián de Eslava, en el año 1746, que aunque ambas provincias [de] Santa Marta y Maracaibo eran confinantes, distaban mucho una de otra para conseguir su fácil comunicación y quedaban separadas sin poderse auxiliar en sus necesidades espirituales; siguiéndose también el vivir fuera de la vista de su Prelado, y no poder concurrir a los Capítulos donde se elegía, si no es ejecutando costas extraordinarias, y desamparando los religiosos las poblaciones a cuyo cultivo estaban destinados. [Se] adhirió el rey [virrey, corrige una segunda mano] a esta proposición, en la que ocultó mucho la verdad de parte de los religiosos navarros. Y así lograron éstos, por medio de la representación que hizo el virrey al Real Consejo y éste consultó al rey, un nuevo establecim iento de misión en Maracaibo, con total despojo de los religiosos de nuestra Provincia de Valencia, que tenían la suya allí establecida con tan felices progresos espirituales; quedando constituido Comisario de esta su misión de Maracaibo el R. P. Provincial de la santa Provincia de Navarra, sin dependencia al P. Provincial de la Andalucía, como Comisario general de las misiones. Todo esto se hizo sin entender cosa alguna el dicho R. P. Comisario general, y de resultas de la consulta que el Consejo hizo al rey en 9 de julio de 1748, fundada sobre las razones y motivos que a su arbitrio expuso la misma Provincia de Navarra. En ejecución de lo cual se ha quedado esta Provincia de Navarra con su misión situada en Maracaibo, en los pueblos y reducciones establecidas y adquiridas con el sudor y trabajo de los misioneros de esta nuestra Provincia de Valencia; y éstos fueron

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