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1 0 de Albaida, el P. Fr. Cirilo de Onteniente, el P. Fr. Pablo de Orihuela, y Fr. Gregorio de Ibi; de los cuales, el primero estuvo en Caracas 20 años; el segundo 6 años, y los otros algunos años también. Así el citado Libro de Provincia, en el folio 535. Y en el mismo, folio 534 vuelto, consta que Fr. Gregorio de Ibi fue martirizado por los indios ( en el distrito de Maracaibo) [lo que está entre paréntesis se debe a otra mano]. Puestos nuestros religiosos en el ya señalado distrito de las provincias de Santa marta. Valle del Upar, en el Río de la Hacha, y en la jurisdicción de Maracaibo, no cesó su infatigable celo en hacer conversiones de infieles, en instruirles y catequizarles, y en hacerles vivir en pueblos formados, de suerte que a mediados de septiembre del año 1696 ya fabricaban el pueblo de misión de la Hacha, como consta en la segunda parte del ya citado libro manuscrito de misiones. Y desde este año hasta el año 1737 tenían ya el más aventajado estab lecim ien to apostó lico con cop iosos frutos espirituales en la función de catorce lugares, ocho de éstos en el distrito de Maracaibo, y los otros seis en el de Santa Marta, sin [contar] otros dos fundados en el río Subamé, y otro en el río Tucuio; trabajando también en la fundación de seis pueblos más, con las ideas de establecer por medio de ellos la comunicación de las misiones de la sierra de Perijá con la nación de los indios chimilas, situados en la provincia de Santa Marta, los cuales pedían padres capuchinos que los doctrinasen. Así, la dicha representación, número 14. También se halla en el citado archivo y sitio una carta del Vice-comisario de las misiones de Indias, el P. Fr. Arcadio de Osuna, -su fecha, 20 de mayo de 1699-, escrita al R. P. Provincial de esta nuestra Provincia, en la que habla de la misión nuestra de Maracaibo, para la cual ofrecía el dicho R. P. Provincial cinco religiosos de nuestra Provincia, cuyos nombres no constan, sino [sólo] del P. Pablo de Orihuela, a quien alaba mucho el dicho padre Comisario en el dicha carta; y también, del citado Fr. Mauro de Cintruénigo. Asimismo, en dicho libro y archivo hay otra del rey al R. P. Provincial de nuestra Provincia, -su fecha, en Madrid, 11 de junio de 1699-, en la que alaba su celo y le da las gracias por los misioneros que enviaba a la misión de Santa Marta. Y añade que por cuanto en esta misión ya habían muerto 9 religiosos nuestros, concede el rey pase esta misión a la provincia de Mérida y la Grita, al valle de Márquez, que no era tan plagado de intemperie y esterilidad, que fue la causa de la muerte de los dichos nueve religiosos; lo que se verificó pasando algunos de los que había en aquella misión al citado valle, pues cuando llegaron los once religiosos que envió nuestra Provincia a la misión de Santa Marta, en el año 1735, hallaron en la Grita dos religiosos de esta nuestra Provincia, llamados el P. José de Soria y el P. Antonio de Cartagena. Desde el citado año 1699 hasta el de 1714, aunque consta en el Libro de Provincia de los religiosos difuntos muchos que murieron en la citada misión de Santa Marta, y otros, que volviendo de ella, murieron en la Provincia, mas no consta en qué año fueron a la misión, y son los siguientes: el P. Fr. Lorenzo de Alepuz; el P. Fr. Ambrosio de Bélgida, que yendo a Santa Marta fue cautivado de los moros, y, redimido, prosiguió su viaje hasta que llegó a dicha misión; Fr. Paulino de Valencia; el P. Fr. Atanasio de Lorca; el P. Fr. Mariano de Olocau; el P. Fr. Vicente de San Juan; el P. Fr. Pedro de Muniesa; el P. Fr. Francisco de Castellón de la Plana, el cual, volviéndose a la Provincia desde la misión, trajo un lienzo de la Divina Pastora que dejó en nuestro Convento de Murcia, y fue el primero de esta invocación, del cual se han sacado todas las copias que se han tenido y tiene en la Provincia para las misiones; el P. Fr. José de Soria; el P. Fr. Nicolás de Penáguila; el P. Fr. Agustín de la Salsadella, quien, padeciendo naufragio, salió a nado en una isla cercana a la Habana; el P. Fr. Agustín