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C A P I T U L O 3 DE CUANDO SE SEÑALO A LOS RELIGIOSOS DE NUESTRA SANTA PROVINCIA TERRITORIO PARA SU ESTABLECIMIENTO EN LAS MISIONES DE LA AMERICA En todo el tiempo en que nuestra santa Provincia fue enviando misioneros a varias partes, como queda dicho, estuvo solicitando con mucha instancia se señalase un territorio separado de los religiosos andaluces, donde sus fervorosos hijos pudiesen emplearse en la conversión de los indios infieles. Y habiendo presentado memorial al rey de España, obligándose, con las licencias del Reverendísimo P. General y consentimiento de toda la misma Provincia, a mantener suficiente número de religiosos en el paraje que se les destinase, se les señaló en año 1693 por el rey el distrito del obispado de Santa Marta, donde residen los indios bárbaros de nación Guajiros, que están en la jurisdicción de la Ciudad de los Reyes, en el Valle de Opar, en el Río de la Hacha, comprehendiéndose en este territorio el gobierno de Maracaibo. Consta esto de la carta acordada del Consejo [de Indias] al P. Provincial que era entonces de Andalucía, como Comisario general de las misiones; su fecha, 19 de enero de 1693. También consta de la cédula real, que dio el rey D. Carlos II; su fecha, 27 de agosto del siguiente año 1694. Esta carta acordada y cédula real las cita en el número 22 la representación que el R. P. Provincial de Andalucía hizo al rey D. Femando VI, rey de España, quedándose de haberse separado de su gobierno, como Comisario general de las misiones de Indias las Provincias de Aragón y de Navarra, cuya copia está en la secretaría de esta nuestra Provincia, en el cajoncillo título: MISION DE INDIAS. También consta la dicha cédula real en el citado libro manuscrito. Entonces envió nuestra Provincia una misión de diez religiosos suyos, es a saber: el P. Fr. Miguel Angel de Valencia, ex-lector de filosofía y teología, calificador del Santo Oficio y custodio al Capítulo general; los PP. Benito de Valencia, Gerardo de Valencia, Basilio de las Useras, Pacífico de Murcia, Juan Evangelista de Valencia, Juan Crisòstomo de Lorca, Mauricio de Liria y Agustín de la Salsadella, predicadores; y Fr. Mauro de Cintruénigo, lego, que había venido de la América por Procurador de la misión (del cual se halla una carta escrita en Madrid, a 20 de mayo de 1699, escrita al R. P. Provincial de esta Provincia, y habla de las misiones, la cual está en el archivo de la celda de nuestro P. Provincial, letra F), y Fr. Miguel [tachado y escrito encima Paulino] de Valencia, lego, que en las Indias se juntó con los demás. Todos estos se embarcaron en Sevilla; no consta el día, mes, ni año; pero se sabe que, antes de embarcarse, el R. P. Fr. Miguel Angel de Valencia murió en Sevilla, y los PP. Juan Evangelista de Valencia y Juan Crisòstomo de Lorca enfermaron gravemente y regresaron a la Provincia. Consta esto de el citado übro de misiones manuscrito. En el citado archivo y sitio hay una carta del P. Provincial de Cataluña, -su fecha, 23 de diciembre de 1692-, la cual es instructiva para las cosas que habían de prevenir los misioneros que iban a la dicha misión. No sólo fueron a ésta los religiosos últimamente citados, si[no] también se pasaron de la misión de Caracas otros hijos de nuestra Provincia, que fueron el P. Fr. Buenaventura de Vistabella, el P. Fr. Arcángel

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