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caridad de los Capuchinos estaba bien probada, y les ofrecieron una retribución, que no quisie­ ron admitir. En esta ocasión fallecieron, víctimas del contagio cuatro religiosos. En la destruc­ ción e incendio de Alicante por la escuadra francesa el día 22 de julio de 1691, domingo, el comportamiento de los Capuchinos atendiendo a la población y colaborando a la defensa de la ciudad fue muy importante, como reconoció la ciudad. Tal parece que el heroísmo de la caridad hubiera de ser el fundamento y distintivo de los frailes Capuchinos en el inicio de todas sus empresas. La pobreza de los Capuchinos, tomada en su sentido más radical, no siempre ha sido signo positivo en lo que atañe a sus relaciones con el exterior, concretamente con la autoridad civil. La escasez de recursos creó una dependencia enojosa y, en ocasiones, humillante, hasta el punto de desviar las preocupaciones de los frailes hacia problemas que debieran tener resueltos desde un principio. Sabemos que la ciudad de Alicante se constituyó en patronazgo de los Capuchinos suministrándoles incluso el agua, por lo cual desistieron de hacer cisterna. Este hecho simple les originó numerosos pleitos, pasados los años, por las múltiples ocasiones en las que el Ayunta­ miento les regateó y les privó de un elemento tan indispensable, desde mediados del siglo XVII -primer pleito, 28 de mayo de 1649- hasta finales del XVIII-1789-. El principio del fin, no sólo de este convento, sino de la desintegración de la Provincia, con la «Desamortización», fue a partir del año 1812. El primer problema para los religiosos de la Comunidad deAlicante «fue el quedarse sin convento durante algunos meses... por causa de los liberales». El día 1 de agosto de 1812 el Gobernador Militar ordenó desalojar el convento con el pretexto de destinarlo a Lazareto, y los frailes se refugiaron en la ermita de San Roque, bajo unas condiciones despóticas que no tuvieron más remedio que aceptar por tener algún sitio donde poder refugiarse. En 1821 las Cortes de Cádiz suprimieron este convento y su comunidad fue agregada a la de Monóvar. En esta época, los cambios de gobierno, las alternativas políticas, el liberalismo, que trastornaron a la nación, fueron un «caldo de cultivo» apropiado para la definitiva expulsión de religiosos. Así, este convento, cabeza de la «Custodia deAlicante» se cerró definitivamente el día 8 de septiembre de 1835. 85

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