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E L C O N V E N T O D E S A N T A M A R I A M A G D A L E N A D E M A S S A M A G R E L L ( 1 5 9 7 ) Merece cap ítu lo especial el Convento de Santa María Magdalena de M assam agrell, el segun­ do de los fundados por el Patriarca Juan de Ribera para los Capuchinos. Este, como tantos otros conventos de nuestra Provincia Capuch ina de la Preciosísima Sangre de Cristo de Valencia, tiene su punto de arranque, su apoyo fundacional en una erm ita. Era la política del Santo A rzobispo, en su empeño en afianzar, en un tiempo récord, la O rden en su d iócesis y en todo el Reino de Valencia. Establecía, como hecho consumado, sobre todo ante las reticencias y, más aún, po r la oposición de algunas Ordenes religiosas, a los frailes cual si fueran erm itaños, para pasar después, so pretexto de lo inadecuado de las erm itas para la conv i­ vencia de los frailes, a la construcción de conventos propiamente dichos, capaces, aunque con el sello de austeridad que caracterizaba a la naciente reforma capuchina. Santa María M agdalena era, pues, el titular de una erm ita d istan te un kilóm etro al oeste del pueblo de M assam agrell y a catorce, al norte de la capital, Valencia. Situada entre la montaña y la mar, en la herm osísima vega valenciana, poblada de naranjos. Conocida, desde luego, por el Santo Prelado hubo de apresurarse a ofrecerla a los Capuchinos, previa la anuencia de los ju r a ­ dos del pueblo, quienes, ante la directa intervención del A rzobispo, adm itieron gustosos a los pobres religiosos, a los cuales «agradó sobremanera el lugar por estar cerca de Valencia y por sus excepcionales cond iciones para el retiro y la elevación del espíritu». Esta p rim itiva cap illa , restau rad a rec ien tem en te , con stituy e el pun to de re fe ren c ia , la «Porciúncula de los Capuchinos valencianos».T iene la resonancia de las palabras del «Pobrecillo de Asís» sobre Santa M aría de los Angeles, refiriéndose a am ar y guardar aquel lugar. Hab iéndose convenido en la toma de posesión para el día 28 de octubre de 1597, en cuya fecha «con gran solemnidad y concurso de gente de los pueblos inmediatos, y en p resencia de 6 5