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marquesa sa muller y moltes altres persones particulars que eren vengudes a Veure y trobarse pressents a dites coses devotes les quals coses declarant Josep Agorreta en lo dit nom requerí a mi dré notari en Real Acte publich per haverne memoria en lo devenidor lo qual per mi dit notari lifonch rebut en lo dit monastir y era los dits dia y mes y any atotes lesquals cosesforen presents per testimonis el doctor thomas espinosa mossen Luis Peris de alganga y gregorio dias preveres habitadores de valencia Personalment atrobats en dit lloch y casa. In cujus rei testimonium ego Jacobus christoforus Ferrer nots publicus hic appono signum» Celebrada la ceremon ia que dejamos descrita en la precedente acta, dieron com ienzo las obras, a las cuales de les dio gran impulso atendiendo a los ardientes deseos del Beato Juan de Ribera de ver term inado aquel ed ificio , que había de ser sem illero fecundo de santos m isioneros que, por el Reino de Valencia, habían de hacer o ír su apostólica doctrina, impregnada de santos amores eucarísticos comun icados por su santo fundador, el Beato. El maestro albañil, fiel al comprom iso contraído, no se descuido un momento, pues en d iez y siete meses levantó la iglesia y el convento, dejando ambos ed ificios, uno en disposición de dar cu lto a Dios y el otro en condiciones de ser habitado por los religiosos. Term inadas las obras, sólo se pensó en fijar el día de la instalación canónica de la comunidad en el nuevo convento, y para que ésta se hiciese en fecha memorable, el m ismo Beato Patriarca designó el día de Nuestra Señora de los Angeles, en memoria del singu larísimo favor que el Seráfico Padre San Francisco de Asís alcanzó del cielo en favor de los pecadores, a saber: «La Indulgencia de la Porciúncula». Para que la fiesta revistiese la mayor solemnidad posible, invitó a las au toridades, a los cleros parroquiales, a la nobleza y al pueblo. El día 2 de agosto de 1598, por la mañana se congregaron todos los invitados, y el Beato Patriarca bend ijo solemnemente la iglesia y el convento. Terminada esta ceremon ia, los concu ­ rren tes se d irig ieron a la casita donde estaban instalados provisionalmente los religiosos, y ha­ b iendo orado unos instantes en la modesta capilla, tomó en sus manos el Santísimo Sacramento y en lucidísima procesión, a los acordes de la música y del vuelo general de campanas, fue 5 9

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