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L A S F U N D A C I O N E S D E L O S C O N V E N T O S C A P U C H I N O S La fundación del Convento de Valencia represen taba la "piedra angular" para la imp lan tación de la O rden en nuestra Provincia Capuchina de la Preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia. Efectivamente, este acontecim iento, este "hecho consumado" po r el Santo Patriarca, al margen y po r encim a del empecinam ien to con que los poderes públicos -léase Felipe II- e incluso eclesiás­ ticos negaban su asen tam ien to en estos reinos, abría una brecha para la presencia de los frailes a lo largo y ancho de nuestra geografía. Una pág ina como la presente, que tan gráficam en te m an ifiesta el empuje social de los Capu ­ chinos, merece un dato de urgencia: Juan de Ribera fallecía el 6-1-1611. Pues bien, desde la fundación del Convento de Valencia -(1596)- hasta la fecha de su muerte, sólo en el lapso de estos cato rce años, pudo ver erigidos nada menos que once Conventos de Capuch inos: -(Valen­ cia, M assam agrell, A lbaida, Ontinyent, A licante, Ollería, Segorbe, Alzira, Xátiva, Castellón de la Plana, y San Mateo)-. Durante este tiempo, sin con tar los frailes que, en buen número, habían venido a fundar desde Cataluña, recibieron el hábito Capuchino en el Noviciado de Valencia ¡ 196 candidatos!, algunos ya sacerdotes; otros, procedentes de distantes Ordenes, así como muchos m iembros de la nobleza valenciana. No deja de causar extrañeza la rapidez con que se fundaron estos conventos, y puede llegarse a creer que todo se haría sin d ificultades; pero la realidad, como se puede inferir de lo expuesto con anterioridad, fue muy distinta. Cabalmente, po r los días en que las obras eran impulsadas con celeridad -para que toda oposición no tomara cuerpo antes de consumarse los hechos- llegó una carta del rey Felipe II, proh ib iendo las fundaciones po r las consabidas d ificu ltades p resen ta­ das por diversas comunidades religiosas, las cuales enviaron correos al rey, como así lo constata el prop io adm in istrado r del Patriarca. El propio rey se dirigió al A rzobispo Ribera en carta fe

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