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En los Capítulos V I («V ida religiosa de los Capuchinos») hemos citado a los PP. F ide l de A lz ira y F ide l de Ben isa, grandes devotos y propagandistas de Nuestra Señora de las T R E S A V EM A R IA S : (N.° 232 y 233 ).También en el Capítulo V II («Actividad apostólica de los Capu­ chinos Valencianos») la devoción especialísima a la Virgen queda reflejada en todos los aspectos -predicación, prensa, etc.- de estos ministerios sagrados. Asimismo y sobre todo, en el Capítulo V I I I , («Líderes, Frutos de Santidad, Mártires») se patentiza de manera brillantísima, en sus vidas, el culto filia l de los Capuchinos a la Madre de Dios. En la devoción y divulgación del misterio de María, no podemos pasar por alto al que fue, desde su cátedra de teología, gran defensor del Misterio de la Concepción Inmaculada de María, F ra y John de Duns, ciudad del sur de Escocia, por cuyos nombres es conocido universalmente esta gloria de toda la Orden Franciscana: JU AN DUNS E S C O T O (Escoses). Su enseñanza teológica, como vimos anteriormente, ha nutrido nuestros Colegios Superiores Capuchinos du­ rante décadas. En los siglos X V I I I y X I X corrió parejas con el entusiasmo por la IN M A C U LA D A , la devo­ ción a la Virgen bajo la advocación de D IV IN A PASTO RA . Como es sabido, fue su iniciador y propagandista el Venerable P. Isidoro de Sevilla. E l estandarte de la Divina Pastora se convirtió en el lábaro de todos los predicadores Capu­ chinos de misiones populares y de todos los Misioneros en tierras de ultramar. Sería necesario, por su fervor y entusiasmo, citarlos uno por uno: La Divina Pastora fue el «motor» de todas sus empresas. Destacamos al P. José de Rafelbuñol (+1811), autor de varias obras sobre el tema, y al P. Eugenio de Potríes (+1866), que propagó esta devoción por Francia e Italia. Además de estas devociones -La Inmaculada Concepción y la Divina Pastora- de nuestra Provincia de Valencia, comunes, por supuesto, a todas las Provincias de España y aún de toda la Orden, nuestros Capuchinos valencianos han mantenido un culto muy especial a Nuestra Señora bajo tres advocaciones entrañables: N U E S T R A SEÑO RA D E L A F E ; N U E S T R A S EÑ O RA D E L A S T R E S A V EM A R IA S Y N U E S T R A SEÑO RA D E O R ITO (esta última en el Convento de Monforte del Cid, habitado por los Capuchinos, con posterioridad a la fundación de los dieci­ nueve primitivos Conventos de nuestra Provincia).

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