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P. S E R A F IN D E P O L I Z Z I , fue designado para la fundación de la Orden de España, prime­ ro Cataluña y después en Valencia, y en todas partes dejó inequívocas muestras de la perfección que poseía y del espíritu seráfico que le animaba. Fue el Primer Guardián y Maestro de novicios que tuvo nuestra Provincia, por cuya prosperidad, juntamente con el P. Hilarión de Medinaceli, trabajó con ardiente celo. A su actividad se deben, en gran parte, no sólo lo rápidos progresos materiales de la Fundación, sino también otros de índole moral, como el establecimiento de los estudios, para lo que hizo venir de Italia al P. Victorio de Palermo, Primer Lector de Artes y Teología que tuvo la Provincia. Felipe III nombróVirrey de Nápoles al que lo era entonces deValencia, el Conde de Benavente, y como éste era amigo y admirador del Padre Serafín de Polizzi, se lo llevó de consejero. No se olvidó el Padre Serafín, en su nuevo y elevado cargo, de la naciente Provincia de Valencia, a la que tanto amaba. Desde Nápoles envió seis hermosos y artísticos cálices, tres grandes lienzos para los altares mayores de Valencia, Ollería y Onteniente, que representaban: la Sangre de Cristo, para Valencia; los Santos Abdón y Senén, para O llería, y San Cristóbal, para Onteniente. Además, para el Convento de Valencia envió un tabernáculo de nogal y una imagen del Niño Jesús. Un espíritu tan austero y mortificado como el del P. Serafín no podía acomodarse a la natural disipación de la Corte, y consiguió se le diera el consiguiente permiso para retirarse a su Provin­ cia de Palermo, desde donde no tardó en venirse a la de Valencia, en la que había sido elegido Ministro Provincial. A l terminar su trienio se le nombró Comisario de la nueva Provincia de Castilla, en la que fundó los Conventos de San Antonio del Prado, de Madrid; el de A lca lá de Henares, el del Real Sitio de E l Pardo y los de Salamanca y Toledo. Marchó después a fundar la 2 2 4

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