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En Colombia, los Capuchinos Valencianos han desarrollado, junto con el ministerio netamente sacerdotal, una labor de base humana y social de gran amplitud. Imposible calibrar el esfuerzo y el mérito que ello representa y reflejarlo en estas líneas, y en el límite de lo imposible, enumerar a todos cuantos han sido protagonistas de semejante epopeya. Baste decir que, ya en la primera mitad del siglo X V I I I , habían partido para América, aproximadamente unos 134 Capuchinos. Cuando fue autorizada la Misión de Santa Marta y Ríohacha por Real Cédula en 1718, ya se había fundado dos pueblos que serían base de otros muchos: 21 de guajiros, 6 de aruhacos, 10 de chimilas, 7 de motilones y 2 de tocaimas y tupes. Debe destacarse al primer Prefecto, Padre Pablo de O rihue la . También Pedro de Minuesa y su compañero M ariano de Olocau, fundadores de los primeros pueblos en 1716. Desde esas remotas fechas hasta tiempos modernos, han sido muchas las realizaciones sociales en escue­ las, orfanatorios, etc. En épocas recientes, el mérito de los Capuchinos Valencianos -sin olvidar sus logros mate­ riales de todo orden en la nación hermana- ha consistido en culminar una obra de siglos, em­ prendida con ánimo inquebrantable por los pioneros de esta magna empresa espiritual y social. E lla es la nueva Provincia Capuchina, de «María, Madre del Buen Pastor» -2 de febrero de 1986- y significa el alto grado de madurez a que ha llegado la Orden en Colombia, como un compendió del entusiasmo, del heroísmo y del estilo Franciscano-Capuchino de unos hombres de Fe, a lo largo de años. Las últimas millas hacia esta meta han sido cubiertas por frailes de nuestra Provincia Valentina, algunos de los cuales aún, allá o acá, prosiguen con la mano en la esteva. Otros «han terminado su carrera, y han ido a recibir la corona de justicia que les ha sido preparada por el Señor de la mies». Sus nombres están escritos, uno a uno, en la eternidad; no obstante sería injusto, ante la imposibilidad de hacer relación completa de todos, dejar de mencionar nombres que, por re­ cientes, están en la mente de las actuales generaciones: P. Jesualdo de Bañeres, expediciona­ rio a los indios motilones, constructor, junto con el Padre José M .a de A lfa ra . E l gran misio- 211

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