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OTRAS FORMAS DE APOSTOLADO DENTRO DE NUESTRA PROVINCIA Constatamos dentro de nuestra Provincia otros apostolados que comienzan cabalmente don­ de terminan las palabras. Nos referimos al APOSTOLADO DEL TESTIMONIO -la «predica­ ción del buen ejemplo», en frase del Padre San Francisco- que han protagonizado mayormente nuestros Hermanos legos. También, al APOSTOLADO DE LOS ENFERMOS, que, en los ini­ cios de laOrden, cuando lagranpeste de Roma, vino a serel «espaldarazo» que afianzó la nueva Reforma Franciscana. Esta atención caritativa al prójimo ha destacado poderosamente en espe­ cial en dos épocas distantes entre sí -siglos XVII y XIX- pero que han obtenido de nuestros frailes la misma respuesta, cargada de caridad y puro heroísmo. El apostolado eminentemente testimonial del «BUEN EJEMPLO»; el que ha presentado la auténtica estampa del Capuchino, ha ido, desde los primeros pasos de la Orden, de la mano del HERMANO LIMOSNERO. Sin proponérselo, el sistema de irde puerta enpuerta, con laefica­ cia del contacto individualizado, hahecho de nuestros humildes hermanos, auténticos apóstoles. A cambio de la limosna, han repartido por huertas y poblados verdadera piedad cristiana, senti­ do de la oración y del Santo Rosario, consejos plenos de sabiduría y de profundidad que han llevado la paz y la fortaleza de la Fe a muchos hogares. El Hermano Limosnero, mirado por el pueblo desde unplano de gran cercanía, sinque hayan sido significativos las humillaciones o el sarcasmo en ocasiones, era el predicador de la caridad y de la humildad, a ras del silencio. Ciertamente esta manifestación de la vida capuchina merecería un tratado aparte. El insigne literato D. José María Pemán nos presenta, de ello, unapincelada magistral en su «Fray Primiti­ vo y el pozo». Juntamente con cuantos han sido, como signo de todos, citaremos a algunos que fueron cla­ ros testimonios de santidad en este medio: Fray Cristóbal de Petrés (+1746), dotado de espe­ cial gracia para reconciliar familias desavenidas; Fray Silvestre de Vinaroz (+1632) Fray Bernardino de Castellón (+1785), limosnero que «obraba prodigios». Hombre absolutamente extraordinario y popular. La piedad de las gentes «perseguía» literalmente a este humilde fraile a todos los conventos a donde era trasladado; Fray Félix de Almoines, que «dejaba huellas de virtud»...

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