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No podemos ocultar nuestro orgullo de hijos en ladevoción y divulgación a «Nuestra Señora de laTrinidad»: NUESTRA SEÑORA DE LASTRESAVEMARIAS, enque se handistinguido los PP. FIDEL DE ALZIRA (+ 1 92 1 ) y FIDEL DE BENISA, fundador y primer director de la revista «EL PROPAGADOR DE LAS TRES AVEMARIAS». En los siglos XVIII y XIX el entusiasmo y el fervor por laVirgen se centró en la advocación de «DIVINA PASTORA», iniciada por el P. ISIDORO DE SEVILLA, cuya imagen hapresidi­ do las misiones populares y es venerada en todos nuestros templos conventuales. Finalmente, por no dilatarel tema, queremos dejarconstancia del fuerte arraigoque ha tenido entre nosotros, casi desde los primeros tiempos, la devoción a San José, que tuvo en el P. LORENZO DE ALICANTE (+1659) un apóstol que extendió su culto no sólo en España, sino también en Europa yAmérica. Lógicamente, la vida de piedad y laobservancia religiosa se reforzaban, se remozaban en los EJERCICIOS ESPIRITUALES. En el curso del siglo XVII se extendió por toda la Orden su práctica una vez al año, con una duración de diez días. Los recomendaban Las «Ordenaciones» del Capítulo General de 1656, y se impuso su práctica como obligatoria en el año 1685. Fue famoso, como directorio de los mismos, el libro del Padre Bérgamo, «EL CAPUCHINO RETI­ RADO», publicado por primera vez en 1723. Encontramos un curso de Ejercicios Espirituales, escrito por el P. JUAN BAUTISTA DE MURCIA (+1746), como elemento de apostolado, con el título de: «El ejercitante en el retiro. Ejercicios de diez días para la reformación de costumbres y mejorar la vida». (Valencia 1725). La práctica de los Ejercicios tenía sucomplemento enel «Retiro mensual, enel que se incluía la «Conferencia moral» para estimular la formación pastoral de predicadores y confesores, am­ pliada a un día a la semana. La impuso a toda la Orden el P. GENERAL BUENAVENTURA DE FERRARA, en 1733. 178

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