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En cuanto al Sacramento de la Confesión, debían realizarlo dos veces por semana, en un principio. En otras épocas posteriores hubo una amplitud más racional en tiempo y elección de confesor. Diariamente también, antes y después de lacomida del mediodía, se rezaba comunitariamente el DE PROFUND1S -de esa manera acabó llamándose al lugar donde se reunían los frailes para ir al refectorio y el MISERERE. Se tenía el llamado «capítulo de culpas», la bendición de la mesa, el rezo del «Padre Nuestro» en silencio antes de iniciar lacomida, la lectura bíblica o de la Regla -los viernes-... Las «devociones» de los Capuchinos valencianos se han centrado en el VIA CRUCIS, prác­ tica frecuentísima, según el espíritu franciscano del culto a la Pasión y la Humanidad de Cristo. Inherente al alma capuchina, como un privilegio delicioso, ha sido la devoción filial a la Santí­ sima Virgen en el misterio de su Inmaculada Concepción. No podemos dejar de citar el intenso fervor por este misterio de María en los siglos XVII y XVIII. Nuestra Provincia de Valencia la proclamó su Patrona en 1642, y en 1656 elevaba al Sumo Pontífice la súplica en favor de la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de María. En nuestro Seminario Seráfico, de diversos modos y frecuentemente, se ha señalado, desde siempre, cual es el camino a seguir de los futuros Capuchinos, guiados por la devoción filial a Nuestra Señora. La devotísima «SALVE» cantada con los «GOZOS», de los sábados ante su altar es sólo un ejemplo. LOS PREDICADORES comenzaban siempre con el saludo, introducido por el P. Francisco de Sevilla (+1617): «Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar y la Purísima Virgen María, concebida sin mancha de pecado original». En nuestra provincia han sido innu­ merables los que podrían llevar con justicia -clérigos y no clérigos- el apelativo de «Apóstoles de la Inmaculada». Citanos, amodo de testimonio, al P. JUSTO DE VALENCIA (+1750). De entre sus escritos, destacamos su «Novenario a la Inmaculada» que alcanzó incontables edicio­ nes en los siglos XVIII y XIX. 177

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