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de Monforte del Cid en el año 1659. Lo chocante de este tema de la limosna es la injerencia del Obispo de Tortosa que, en el año 1761, exigía a los frailes le dieran cumplida relación de lo que recibían, la cantidad de cada especie y a cuantos religiosos iba destinada. La humildad de los antiguos frailes asimilaba seguramente estas cosas... Sabemos que en este año de 1761 estaba formada la comunidad por 35 religiosos, de los cuales 20 eran sacerdotes, 10 eran estudiantes y 5 eran hermanos no clérigos. En este tiempo contrasta la actitud de ciertos personajes con la buena voluntad del pueblo llano hacia los Capuchinos, así como la piedad con que se manifestaba. No sabemos de ningún otro convento de nuestra Provincia que haya tenido más culto en su templo conventual y se haya llevado a la práctica un apostolado tan intenso. A partir de los últimos años del siglo XVIII la vida de la sociedad española iniciaba un profundo declive en el pensamiento cristiano y en la moral social. Ello se vio agravado por los acontecimientos políticos surgidos a raíz de la invasión francesa y del advenimiento de José Bonaparte, como rey. Como siempre o casi siempre, los frailes y las comunidades religiosas en general, llevarían la peor parte: El día 19 de septiembre de 1811, teniendo noticia de la cercanía del ejército napoleónico, los frailes abandonaron el convento. Dos días más tarde fue saqueado... Regresaron, pasado el asedio, el 7 de noviembre de 1813. Como un motivo más de desasosiego, se inició un período con el absurdo decreto de las Cortes de Cádiz, de 25 de octubre de 1820, por el que las Ordenes Religiosas quedaban someti das a lajurisdicción ordinaria de los obispos, con lo cual quedaban automáticamente suprimidas las Provincias Regulares. El día 20 de abril de 1823, por sospechar los Liberales que podían ser enemigos del régimen fueron hechos prisioneros todos los religiosos de esta comunidad, y enteradas las turbas de que el convento estaba deshabitado, lo saquearon y desmantelaron totalmente, y cuando los frailes pudieron reintegrarse al destruido convento, se vieron en la necesidad de implorar la limosna de
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