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76 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA haberles concedido un hijo, habían hecho una imagen de San Joaquín, de talla, la que colocaron en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, próxima al pueblo. Luego, reflexionando que sería más del servicio de Dios y de mayor utilidad espiritual para los vecinos la edi­ ficación del convento, a esto se decidieron (12). Con principios tan halagüeños, el P. Carlos de Santa Cruz, Custodio general, tomó pose­ sión de las tierras ofrecidas para huerta, convento e iglesia, así como de la casa destinada a hospicio o residencia de los religiosos, dándosela el marqués en persona (31 de enero de 1732), quien asimismo hizo entrega de la mencionada imagen de San Joaquín (13). Las cosas marcharon con rapidez. El 22 de marzo de aquel año se puso la primera piedra del futuro convento por el P. Provincial, Felipe de Calahorra, y la iglesia se dedicó a San Joaquín (14). Al siguiente día los vecinos de otro pueblo, Navalmoral de Toledo, pidieron a los Capuchinos tomaran parte de sus propiedades para la fundación, ale­ gando que, como ellos también la habían solicitado, querían ser igual­ mente partícipes de los beneficios espirituales (15). Sin duda alguna que el marqués de Malpica fue el principal pro­ motor y bienhechor de este nuevo convento, pues aparte de lo hecho por él y de otros donativos, entregó de limosna dos mil ducados. A eso se agregó que una terciaria, Magdalena del Río, dejó en 1735 casi todos sus bienes en pro de esta fundación (16). Poco después, en 1738, otros bienhechores, don José Cebrián y su mujer, entregaron 50.000 rea­ les de vellón, y en 1749, otros 50.000 con ese mismo destino (17). A esas limosnas se añadieron mil ducados más en que fue valorada una casa dejada por otra bienhechora, la Talaverana (18), y finalmente otra señora de Navalmoral dejaba en 1743 doscientos ducados más con destino a la edificación del convento e iglesia (19). Es verdad que no podemos fijar con exactitud la fecha en que se terminaron las obras, pero sí consta que el 24 de octubre de 1749 ya había sido colocado el Santísimo en la iglesia, y que también enton­ ces se designó Guardián para el convento (20). Hasta ese tiempo estuvo al frente de la comunidad un presidente con categoría de superior local, y la marcha de la residencia se regía por las ordenaciones y normas expresamente redactadas para ella por el P. Provincial (21). El convento de Navalmoral fue, como casi todos los de Castilla, (12 ) C fr. A PC , 3 0 /2 1 9 . (13 ) Los docum entos se encuentran en A P C , 3 0 /2 1 8 , 3 0 /2 1 9 . (14 ) V A , 208; A P C , 3 0 /2 2 1 . (15 ) C arta de los vecinos de N a v a lm o ra l de T o le d o , 23 m arzo 1732 (A P C , 3 0 /2 2 2 ). (1 6 ) C fr. docum ento 3 0 /2 2 7 del A P C . (1 7 ) V A , 229, 268, 309. (18 ) C fr. A P C , 3 0 /2 2 7 . (19 ) V A , 267-8. (2 0 ) Ibíd., 314; E D , 205. (21 ) E D , 184; V A , 273.

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