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658 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA siguiente, otros dos más uno de Matemáticas, según luego diremos. El tercer tomo lo dedicó al Supremo Consejo de Castilla, que admitió tal deferencia y lo propuso luego como texto oficial en las Universidades españolas. Desde entonces o al menos desde 1780 comienza o se afianza una gran amistad entre el P. Villalpando y el conde de Floridablanca, de tal modo que, cuando éste marcha durante el verano al real sitio de San Ilde­ fonso, lleva consigo también al capuchino. Por otra parte Floridablanca debía tener gran estima del P. Villalpando. Prueba de ello es que, cuando en ese mismo año de 1780 Tomás de Iriarte, por encargo del propio conde, elabora el Plan de una Academia de Ciencias y Bellas Letras, Flori­ dablanca se lo remite reservadamente al P. Villalpando para que le informase sobre tal proyecto. Como no era de su agrado, lo rechazó y propuso otro «muy conforme con sus principios» ( 51 ). Esta amistad seguirá firme entre los dos hasta la muerte del P. Villal­ pando. Por eso dos años más tarde el mismo conde enviará a los supe­ riores de Castilla una carta-orden de Carlos III (San Ildefonso, 24 junio 1782 ) «escogiendo al referido Padre para ciertos asuntos literarios y pre­ viene que no se le ocupe en la Orden con ningún ejercicio que le impida su aplicación» ( 52 ). No podemos determinar en concreto qué asuntos u ocupaciones literarias le hayan sido entonces encomendadas; lo cierto es que, para facilitarle esos trabajos, tenía señalado un compañero, es decir, otro religioso que le ayudaba en ello, y, lo. que es más todavía, gozaba de una pensión anual de quinientos ducados, señalada también por el rey ( 53 ). A propósito de esto mismo el nuncio informaba por esas fechas acerca del P. Villalpando diciendo que «este es un religioso que, por estar ocupado en beneficio público, goza de renta eclesiástica, no asiste al coro ni al confesonario, no hace una disciplina con la comunidad, no dice misa (se entiende de hora), tiene compañero asig­ nado, vive independiente de sus prelados», etc. ( 54 ). Por ese tiempo, en el Capítulo de 1782 , es elegido Custodio de pro­ vincia como lo fue también en el de 1787 , siendo asimismo Definidor el trienio 1784-1787 ( 55 ). Gozaba igualmente esos años fama de buen predicador, tanto que, al tener lugar en la iglesia de San Antonio del Prado las fiestas de la beatificación de San Lorenzo de Brindis, en 1784 , que duraron diecisiete días, uno de los oradores escogidos fue el Padre Villalpando. Como asimismo lo fue al siguiente año en ocasión solemne de ser colocado en el altar mayor de dicha iglesia el rico y artístico reta­ blo donado por el duque de Medinaceli ( 56 ). (51) E. C o t a r e l o y Mo r í, Iriarte y suépoca, M a d r id 1897, 231; v. la n o ta 84. (52) VA, 550;informe del P.Cervera, yacitado, f. lv. (53) VA, 667-8; informe sobre el P. Villalpando, 2 noviembre 1786 (AGS, Gracia y Justicia, leg. 644). (54) Informe del Nuncio acerca del P. Villalpando, 2 febrero 1787 (AGS Gracia y Justicia, leg. 644). (55) ED, 260s. (56) VA, 574.

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