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DOS ESCRITORES NOTABLES 657 difusión bastante notable. Rara es la biblioteca de mediana valía, en la que no se encuentren varios de sus libros, con los que la laboriosidad del P. Ajofrín fue ejemplo para todos en ese aspecto, a la vez que por su entusiasmo en divulgar cuanto había hecho la Orden y lo que fueron los mejores de sus hijos. 2.—Al fallecer el P. Ajofrín desempeñaba aun el cargo de Cronista provincial; su sucesor fue el P. Francisco de Villalpando, del que vamos a ocuparnos. Nació en Villalpando (Zamora) en 1740 , recibiendo con el bautismo el nombre de Fernando Soto. El 9 de abril de 1758 vestía el hábito capu­ chino en Salamanca cuando contaba 18 años, y cuando, según propia confesión, había hecho ya algunos estudios, que concretamente no pode­ mos determinar. No es de extrañar, por tanto, que, a los cinco años, en diciembre de 1763 , fuese ordenado sacerdote ( 45 ). Cuatro años después hace las oposiciones a Maestro de estudiantes que gana con brillantez y comienza la enseñanza de la filosofía y teología, y el 5 de octubre de 1775 es nombrado Lector de filosofía ( 46 ). Siendo ya Maestro de estudiantes y mucho más ahora de Lector comenzó a sobre­ salir por su talento, de tal modo que el P. Julián de Cervera, Vicario provincial, en un informe dado al Consejo de Castilla, justamente en contra del P. Villalpando, tiene que reconocer que «dicho Padre posee un fondo superior de luces naturales y una instrucción nada inferior en varias materias» ( 47 ). Por eso mismo fue elegido por los superiores de la provincia, cuando creyeron necesario, para componer «un curso arre­ glado de Filosofía y Teología en quese instruyesen los jóvenes capu­ chinos» ( 48 ). Lo que igualmente le encomendó el P. General de la Orden, Erardo de Radkesburg, cuandoen junio de 1776 hizo la visita a los conventos de Castilla ( 49 ). Por ese motivo en los primeros meses de 1777 «renuncia —al decir del cronista— su lectoría para dedicarse a escribir un curso entero de Filosofía y Teología, reformando los abusos que en el método de autores y de estudios había en esta provincia, a lo que le había animado y deter­ minado nuestro Rdmo. P. General cuando estuvo en Madrid, lo que con efecto y felicidad ha empezado y se está imprimiendo ya el primer tomo» ( 50 ). Así fue en realidad: en 1777 publicaba el primer tomo y al (45) Estadística general, n. 1908; Necrologio, 32; VA, 390. Advertimos que casi todos los datos aquí recogidos constan en mi trabajo: Un capítulo de la historia de la filosofía en España, en Estudios Franciscanos, 49 (1948), 56-78, 379-389. (46) VA, 422-23, 497. (47) «Informe al Supremo Consejo sobre representaciones y Bula del P. V i­ llalpando», hecho por el P. Julián de Cervera, 13 enero 1796 (APC, 8/15). (48) Ibíd. (49) VA, 499-500. (50) Ibíd., 503-4. En Castilla se estudiaba entonces la filosofía por el P. Se­ bastián Dupasquier, escotista; la teología, por el P. Bernardo de Bolonia, Ca­ puchino, y la moral, por el P. Tomás de Charmes, también Capuchino (ibíd., 435). 42

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