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ALGUNOS ESCRITORES SEÑALADOS 641 de esta ciudad haciendo estudios jurídicos, que luego completó con los filosóficos y teológicos ya dentro de la Orden. Recibió el presbiterado el 23 de diciembre de 1673 ( 27 ). Algunos escritores afirman que el P. Anguiano había estado de misio­ nero en América. Hay que dar a tal afirmación un rotundo mentís, pero en cambio sí debe consignarse que fue uno de los elegidos, con otro religioso de Castilla, el P. Juan Francisco de Milán, para marchar a la misión de los Llanos de Caracas, en 1672 , en compañía del nuevo obispo de Caracas, D. Fr. Antonio González de Acuña; por motivos de salud tanto el P. Milán como el P. Anguiano no pudieron embarcarse. Este no era aun sacerdote en ese año ( 28 ). Prueba de la estima que bien pronto consiguió es que, cuando sólo contaba 28 años, fue designado por los superiores de la provincia de Castilla, en 1677 , para la delicada labor de formar el manual que serviría de norma a los religiosos de Castilla por todo un siglo, hasta 1774 . Se trata del libro: Disciplina religiosa de los Frailes Menores Capuchi­ nos ( 29 ). También en el mismo año 1677 fue nombrado Procurador de la Provincia, cargo delicado y comprometido, que suponía conocer a fondo ambos derechos, civil y eclesiástico, por cuanto por su cuenta corrían todos los asuntos graciosos o contenciosos que la Orden tuviese que ventilar con las diversas autoridades ( 30 ). También durante los años 1678 a 1681 fue Secretario provincial y seguidamente Guardián de Alca- cá ( 1681 ), asimismo de Toledo ( 1690 ) y de La Paciencia ( 1711 ) y durante tres trienios seguidos ( 1713 - 1718 ) Definidor provincial ( 31 ). Además, en 1693 , se le encomendó hacer los trámites para fundar un convento en la villa de Haro (Logroño), pedido por los vecinos, lo que no se logró en último término. Por tal motivo le fue necesario residir en el convento de Laguardia (Alava) algunos años, dedicado, como lo había estado hasta entonces, a la predicación y confesonario, «trabajando — como él mismo dice— y sirviendo dentro y fuera de casa cuanto he podido, sin perdonar ministerio alguno» no obstante que «ya me hallo con cerca de treinta años de hábito y con hartos achaques habituales, aunque con ninguna virtud». Por esa causa pide ser trasladado a otro convento «donde el trabajo sea proporcionado a mis fuerzas» ( 32 ). (27) VA, 13v. (28) Archivo General de Indias, Contratación, 5439, donde está toda la docu­ mentación de esta expedición. (29) El Capuchino P.Basilio de Zamora, censor de esta obra, dice de él: «Como tan bien enseñado a acertar en todos los empleos y oficios en quenuestra Sagrada Religión le ha ocupado, en esta obra no tiene defecto ni cosa que deba omitirse; antes bien, muchos adornos de claridad, brevedad, modestia, grave­ dad y compostura» (f. 4v.). (30) Sin embargo, de su actuación como Procurador sólo conocemos un alegato por él compuesto en el primer año de su cargo (cfr. M. de T o r r e ­ c il l a , Consultas, alegatos, apologías..., II, Madrid 1702, 416-27). (31) ED, 80s.; Ñecrologío, 167. (32) Carta suya, Laguardia, 25 marzo 1695 (APC, 16/4). 41

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