BCCCAP00000000000000000000156

El juicio que ha merecido a los críticos la prosa del P. Santander es que su estilo es fácil, elegante, fluido, claro, lleno de erudición y vario de conocimientos sagrados y profanos. Prueba de ello son todos sus escritos y de modo particular las Cartas familiares, en las que «su alma verdaderamente grande, ha concebido no vulgares ideas en lo místico, histórico, poético y político. En ellas es donde se ve la figura de su espíritu, lo festivo de su ingenio, la imparcialidad de sus opiniones, la solidez de sus consejos, la pureza de su doctrina para todos los estados, la concisión y claridad de sus pensamientos, la belleza de su estilo y la grandeza de su corazón» ( 108 ). Esa cultura y literatura la reconocía también Menéndez Pelayo, esti­ mándola superior a la del Bto. Diego, y sin meterse a juzgarle como orador sagrado por ser «empresa larga», agrega que sus tomos de sermo­ nes «han sido por mucho tiempo arsenal de los predicadores españoles», aunque «viven más como depósito de doctrina que como monumento de elocuencia» ( 109 ). De todos modos siguen dando testimonio y procla­ mando lo que fue el P. Santander como predicador y misionero. De él escribe un contemporáneo que le conoció y admiró: «He hecho mención de las obras del limo. Santander sin más objeto ni motivo que conocer el sobresaliente mérito de este laborioso y célebre operario de la Iglesia, en cuyos preciosos escritos hallo aquel tono de majestad y dignidad con que debe manejarse la palabra de Dios en la cátedra del Espíritu Santo, de lo que ha dado un testimonio irrefutable el voto del público, que cada día aprecia más las pláticas y sermones de este infatigable capuchino y digno sucesor de los Apóstoles, en quien resplandece al mismo tiempo una retórica que mana de una fuente copiosísima, un celo vehemente, una clara explicación de las obligaciones de los cristianos en cualquier destino en que los considere, bien que se excede a sí mismo en los Ejercicios que compuso para los sacerdotes. ¡Qué expresiones las suyas tan claras y tan enérgicas! ¡Qué estudio manifiesta haber hecho en los Santos Padres! ¡Qué oportunamente le viene a la mano la Escritura para confirmar sus pensamientos y dar tal nobleza a sus ideas sublimes!... A eso se atribuye la atención incansable, que ha sostenido siempre predi­ cando, aun en las personas instruidas de sus diferentes auditorios y el aprecio que todos hacen de sus libros» (110). Con esos precedentes y sin insistir más sobre su meritoria y sobresa­ liente predicación, damos la enumeración de sus obras, siguiendo el orden cronológico de impresión. ILM 0. P. M IGUEL SUÁREZ DE SANTANDER, OBISPO 629 muerte del Infante D. Carlos Clemente, que pueden verse en Cartas fami­ liares. (108) Cartas familiares, V , prólogo del editor. (109) M. P e l a y o , Historia de los heterodoxos españoles, V , Santander 1947. 414-16. No obstante, justo es hacer constar que las obras predicables del P . San­ tander han sido utilizadas aun por muy buenos predicadores del siglo presente. (110) P a n t a l e ó n G a r c ía , O. F. M., Sermones panegíricos de varios mis­ terios, festividades y santos, I, Madrid 1804, prólogo, X III-X IV .

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz