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OBRAS Y FUNDACIONES EN LOS AÑOS 17 01-1 727 43 3 . Para completar este capítulo hemos de hacer relación de aque­ llas fundaciones que se intentaron en esos años ( 1701 - 1726 ), pero que no llegaron a plena madurez. Fueron ésas las de Villatobas, en Toledo, y la de Torrecilla de los Cameros, en la diócesis de Calahorra. La primera apenas fue tomada en consideración por los superiores. En 1717 el P. Ignacio de Villatobas, importunado por la insistencia de sus paisanos, puso gran influencia para lograr esta fundación en dicha villa, que por su situación presentaba no pequeñas ventajas. Para lle­ varla a cabo, uno de los sacerdotes de Villatobas ofreció su casa, capaz para hacer en ella diez o doce celdas, y un oratorio de no reducidas proporciones. A eso se añadió que otro sacerdote, también de la villa, ofreció a su vez varias heredades, con cuyo importe podría levantarse un convento bueno, que dispondría de huerta con su olivar adjunto; tendría además la ventaja de que los pueblos circunvecinos eran ricos, sobre todo en cereales, vino y aceite, de los que asimismo cosechaba Villatobas buenas cantidades ( 42 ). No obstante eso y la recomendación y apoyo del mencionado Padre Ignacio de Villatobas ( 43 ), los superiores no la debieron tomar en consideración, por cuanto -nada se dice de ella en el Viridario, donde se anotan todos los asuntos tratados en las reuniones definitoriales. Mejor suerte corrió al principio y más atención mereció otra funda­ ción en Torrecilla de los Cameros, villa que se componía en 1724 de 2.500 habitantes. Prueba de su importancia es que tenía entonces nada menos que tres iglesias parroquiales, servidas por seis beneficiados. Aun con eso, los fieles no debían considerarse bien atendidos espiritual­ mente en el confesonario ni tampoco en los últimos momentos de la vida, por lo que aspiraban a tener en la villa un convento de Capuchinos, a quienes conocieron y admiraron, al igual que el obispo de Calahorra, como muy a propósito para prestarles tales auxilios espirituales por su celo desplegado en las misiones predicadas en los contornos ( 44 ). La villa se dirigió por carta al P. Provincial de Castilla manifestán­ dole sus anhelos y ofreciendo cien ducados anuales para el sustento de los religiosos, ayudar con sus limosnas a edificar el convento y cederles una de las iglesias ( 45 ). En los mismos términos escribía a su vez el Cabildo eclesiástico ( 46 ). A tales propuestas contestaba el P. Provincial (11 de septiembre de 1724 ), exponiendo era forzoso esperar a que se reuniese el Capítulo en el próximo mes de mayo, puesto que «compete solamente a él admitir las fundaciones»; les invitaba además a manifes- (42) Carta del 27 agosto 1719 (APC, 35/59). (43) Carta del P. Villatobas, 4 septiembre 1719 (APC, 35/60). (44) Cfr. sobre esto los documentos del APC, 35/61, 35/150, 35/151, 35/152. Cuanto en ellos se contiene viene a confirmarnos que la mayoría de los conventos debieron su fundación al éxito de la predicación de los religiosos, sobre todo de misioneros. (45) Carta al P. Provincial (28 agosto 1724) (APC, 35/61). (46) Carta del Cabildo eclesiástico (30 agosto 1724) (APC, 35/154).

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