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fecha comienza para él una etapa de vida enteramente nueva; su actua­ ción como obispo auxiliar y la conducta observada durante la guerra de la Independencia, años 1803 a 1813 , serán expuestas más abajo en otro apartado. El 3 de julio de 1813 dejó el P. Santander la ciudad de Zaragoza para dirigirse a la frontera y pasar a Francia con parte de las tropas invasoras. Poco después inicia otra etapa de su vida, la del destierro, que es a la vez de soledad, abandono, pobreza y sufrimiento y que se pro­ longa varios años. Fija su residencia primero en Bañeres y posterior­ mente en Montpellier; desde aquí escribe en octubre de 1814 una inte­ resante carta al mercedario P. Manuel Martínez, en contestación a un papel impreso, lleno de denuestos y de tono desenfadado ( 35 ). Un decre­ to del ministro francés de Guerra obligó a todos los españoles que pasaron la frontera a concentrarse en Tarbes y luego marchar al interior del país. El P. Santander, obedeciendo tal determinación dada a fines de 1814 o principios de 1815 , fijó entonces su residencia en Burdeos; aquí continuaba en 1817 , año en que redactó y publicó un importante opúsculo en propia defensa ( 36 ). En Burdeos, como en todas partes, vivió muy pobremente, con solo 55 francos mensuales; aun así ayudó a los españoles desterrados y fue para ellos paño de lágrimas. Tampoco perdió el tiempo: dedicó sus ocios a traducir obras francesas e italianas y a componer otras ( 37 ). Su estancia en la nación vecina se prolongó hasta los primeros meses de 1820 , en que tuvo lugar el levantamiento de Riego y la jura de la Constitución de Cádiz. Aprovechando tal coyuntura, vino a España y marchó en seguida a Santander, donde ya se encontraba en abril. En los comienzos de mayo asiste a un acto público de jurar la Constitución ILMO. P. M IGUEL SUÁREZ DE SANTANDER, OBISPO 613 (35) El opúsculo del P. Martínez se titula: Los famosos traidores refugia dos en Francia convencidos de sus crímenes, Madrid, 1814: 20 pp. El ,P. San­ tander se creyó atacado personalmente, aunque juzgo que sin razón, y escribió al mercedario una fuerte carta, Mantpellier, 24 octubre 1814, a la que con­ testó el P. Martínez con este opúsculo: Nuevos documentos para continuar la historia de algunos famosos traidores refugiados en Francia: respuesta a la carta..., Madrid, 1815. Al mismo replicó el P. Santander con: Apuntaciones para la apo­ logía formal de la conducta religiosa y política del limo. D. Fr. Miguel Suárez de Santander, Burdeos, 1817. A continuación (pp. 161-229) imprimió su Apología, respuesta al P. Pablo de Callosa, y seguidamente (pp. 231-266), la enunciada carta al P. Martínez. M. Pelayo escribió con acierto que «más valiera que tales papeles hubiesen desaparecido de la haz de la tierra» ( Historia de los heterodoxos españoles, V, Santander 1947, 415). Sin embargo, unos y otros nos han proporcionado noti­ cias sobre la vida y actividades del P. Santander, que de otro modo sería difícil conocer. Esos escritos del P. Martínez, al igual que su conducta e intenciones, son juzgados muy duramente por Vicente de la Fuente (Historia eclesiástica de España, V I, Madrid 1875, 190), diciendo se había dejado llevar «del rencor natural que sienten los espíritus mezquinos» a fin de eliminar a los que juzgaba necesario «para que le dejaran libre el camino de los obispados». (36) Apuntaciones, 159; en Burdeos precisamente redactó este escrito. (37) Cfr. lo que decimos al final de la recensión de sus obras.

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