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abril de 1767, Sábado Santo, recibió las Ordenes menores y el subdia- conado, el 21 de diciembre del mismo año el diaconado y el 19 de marzo de 1768 el presbiterado (6). Más tarde podía testificar que su vida de estudiante se había deslizado «sin faltar un ápice a la más exacta obser­ vancia de la Regla seráfica, ni al cumplimiento de las constituciones generales de la Orden y laudables costumbres de la provincia de Cas­ tilla» (7). Terminados los estudios, sintió atractivo singular por el ideal de la predicación. Con deseos de formarse adecuadamente y prepararse a des­ empeñar con dignidad el ministerio de anunciar la palabra divina, solicitó la admisión en el Colegio o Seminario de Misioneros de Toro, gracia que se le concedió a los 30 años, en 1774 (8). En él, según testifica, «la obser­ vancia regular era más rígida, la vida común más perfecta, el silencio perpetuo, el estudio continuo, la predicación, la aplicación al confeso­ nario y la asistencia de los enfermos y moribundos verdaderamente útiles y edificantes». A él, como igualmente afirma, regresaría de sus tareas apostólicas para aplicarse «al estudio de la Escritura sagrada, de los Santos Padres y de los cánones e historia de la Iglesia, huyendo de toda conversación inútil y teniendo declarada guerra perpetua a la ociosi­ dad» (9). Su estancia en Toro fue por entonces de solos dos años y medio. En el Capítulo del 18 de octubre de 1776 se le designó Secretario provincial; desempeñó el cargo hasta fines de marzo de 1779, en que volvió a Toro (10). Continuó allí su preparación con el estudio, la lectura de los meiores predicadores y misioneros, así españoles como extranjeros, sobre todo franceses e italianos, y componiendo cuidadosamente los sermones que eran luego declamados ante los religiosos para ser corregidos de los defectos que hubiese en ellos, según los estatutos de aquel Colegio; de tal modo que para 1780 había llegado ya a plena madurez de formación y preparación (11). En los siguientes años despliega actividad apostólica verdaderamente ILMO. P. MIGUEL SUÁREZ DE SANTANDER, OBISPO 609 (Apología que de su conducta pública escribió .el obispo auxiliar de Zaragoza en el año 1809 contra el Capuchino valenciano P. Pablo de Callosa, impresa con Apuntaciones para la apología formal, Burdeos, 1817, 165). Sin embargo, todos los historiadores ponen esa fecha del 2 de febrero. Incluso algunos añaden que los superiores le tuvieron dos años en el noviciado, afirmando unos que lo hicieron para vencer su genio fuerte, mientras otros, que obraron así para que sirviera de ejemplo a los novicios (Cfr. Cenni biografici e ritratti di Padri illustri dell’Ordine Cappuccino sublimati alle dignità ecclesiastiche dal 1581 al 1804, I, Roma 1850, 152-56). (6) VA , 417, 428 y 429. (7) Cfr. Apologia..., 165. (8) Así lo afirma él mismo (Doctrinas y sermones para misión, I, Madrid 1800, prólogo). Uno de sus primeros sermones predicados fue el de San Roque, 1775, en la iglesia de Toro (Sermones panegíricos, II, Madrid 1814, 54). (9) Apología..., 165-66. (10) VA , 502-506. (i i) De este año tenemos varios sermones suyos, entre otros uno de San Roque muy diferente en fondo y forma del otro de 1775 (Sermones panegíricos, II, 71). 39

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