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MISIONEROS MÁS DESTACADOS 601 o Seminario de Toro, desde 1765 a 1836, y que fueron un total de setenta y cinco, los cuales vivieron consagrados por completo y con el mayor entusiasmo a la predicación de misiones populares. De entre ellos esco­ gemos cinco nombres que, a nuestro juicio, fueron los que más honraron con sus gloriosas gestas aquel establecimiento misional. Va en primer lugar el P. Juan de Zamora, cofundador, organizador y primer superior del mismo, de quien ya nos ocupamos a su debido tiempo. Nacido en 1721, llevó el nombre de Pedro Fernández Pacheco, hermano del impresor salmantino Fernando Fernández Pacheco y del otro madrileño por nombre Isidoro, quien en 1793 obtuvo del Consejo de Castilla privilegio para imprimir por cinco años las obras del P. Jaén. Tuvo asimismo otro hermano capuchino, llamado P. Isidoro de Zamo­ ra (35). Tomó aquél el hábito en Salamanca el 17 de septiembre de 1743 y se ordenó de sacerdote el 18 de diciembre de 1751 (36). Tras reñidas oposiciones a cátedra en agosto de 1756, fue aprobado «por todo el tribu­ nal, nemine discrepante», haciendo además notar sobresalía entre sus contrincantes por su literatura (37). Y como Lector, primero de filosofía y más tarde de teología, enseñó ambas ciencias hasta 1764 en que fue nombrado Guardián del convento de Toledo, justamente a propuesta del P. General Pablo de Colindres, y por indicación del mismo lo fue de Toro en 1765, continuando hasta 1767. Aprovechó ese tiempo para organizar la marcha de aquel Colegio o Seminario de misioneros en con­ formidad con los Estatutos dados por el P. Colindres. En 1768, por falle­ cimiento del P. Lector Eugenio de Jadraque, se vio precisado a residir en Toledo, dedicado a la enseñanza de la teología; aquí pasó cuatro años en que su prestigio fue subiendo de puntos. El Cardenal, Conde de Tebas, le elige por su confesor; se le nombró Juez sinodal y los años 1770 y 1771 predicó con el P. Francisco de Los Hinojosos misión general en la catedral (38). En ese último año logró volver de familia al convento de Toro, continuando allí la predicación de misiones, pero, enfermo, tuvo que retirarse a Esquivias. Repuesto prosiguió con nuevos ánimos dedi­ cado a las misiones con el P. Juan de Los Hinojosos, en los primeros meses de 1773 (39). Un año después, en el mes de octubre, era nombrado Guardián de El Pardo, permaneciendo en ese cargo hasta julio de 1777, (35) Este Hermano suyo, estando conventual en La Paciencia, dirigió a los Superiores de la provincia una carta, 16 marzo 1787, en defensa del P. Juan (Cfr. el escrito de éste: Manifiesto historial y apologético de la fundación del Se­ minario de Misioneros apostólicos de la ciudad de Toro, y del establecimiento de perfecta vida común en el Real Convento de El Pardo, ms., APC, 28/153, al folio 75). Va firmado por el P. Juan este escrito en El Pardo, 10 diciembre 1786. (36) Estadística general, n. 1691; Necrologio, 196; VA , 3233, 344. (37) V A , 354. (38) Cfr. Actas Capitulares de Toledo, t. 78, año 1770, martes 13 de marzo. Por otra parte el Guardián de T oro, P. Antonio de Hoz, escribe al Cardenal de T oledo, T oro, 3 enero 1769, que el P. Zamora era «sujeto de toda mi satisfac­ ción » (A rchivo D iocesano de T oledo, leg. 337). (39) Arch. D ioc. de T oledo, Registro de Cámara, n. 194.

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