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OTROS PREDICADORES DE FAMA 587 y es la primera del pensamiento X L V (31). Y luego una: Novena al Dulcísimo Nombre de María (32). Por esos mismos años en que brilló el P. Alcabón lucieron también sus galas oratorias otros dos excelentes predicadores: el P. Fidel de Segovia, que se distinguió quizás más como misionero y por eso de él nos ocuparemos más adelante, y el P. Francisco de Villalpando, que por diversos motivos ocupará puesto destacado en uno de los capítulos. 4.— Ya en años posteriores encontramos otros predicadores que se distinguieron también por su actividad apostólica. Uno de ellos fue el Padre Daniel de Manzaneda, natural de este pueblo (León), donde nació en 1776. Recibió el hábito en Salamanca el 13 de octubre de 1794 y se ordenó en septiembre de 1800. Cinco años después hizo oposiciones a cátedras, consiguiéndolas y siendo designado Maestro de estudiantes de filosofía (33). A la enseñanza de esa ciencia estaba dedicado de lleno al ocurrir la segunda entrada de los franceses en la capital el 4 de diciembre de 1808. El P. Manzaneda dejó entonces el convento de San Antonio del Prado para dirigirse al de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), donde, no creyéndose seguro, permaneció sólo hasta fines de marzo de 1809, en que emigró a tierras de Andalucía y de aquí a Palma de Mallorca, arribando el 24 de febrero de 1810. En esta ciudad predicó durante tres años en distintos pulpitos con aceptación del pueblo y aplauso de los sabios: «Todos miraban en él un acérrimo defensor de la guerra de la Religión, y el Cabildo le eligió para que ocupase el púlpito de la catedral el año 1813.» Predicó, efectivamente, la cuaresma pero gente mal intencionada creyó ver en sus sermones un ataque contra el gobierno por haber supri­ mido la Inquisición en las Cortes de Cádiz, cuando en realidad de ver­ dad, tanto él como otros celosos predicadores sólo pretendían salir al paso de libelos, propaganda atea contra la religión, libros inmorales y calumniosos. Como consecuencia pagó su arrojo y valentía en la cárcel de la extinguida Inquisición durante seis meses junto con otros 15 predi­ cadores más, cuya defensa hizo él mismo en varios opúsculos (34). Terminada la invasión francesa, el P. Manzaneda regresó a Madrid, donde se encontraba ya en mayo de 1815; no obstante las acusaciones (31) Se imprimió con el nombre de siglo, Sebastián López de Sandoval, en Madrid, 1763: 134 pp., y es una refutación de los errores y falsedades que en dicha Carta se insertan. (32) Tiene dos ediciones: la primera hecha en Madrid, 1764: 45 pp. con grabados, y la segunda, también en Madrid, 1766: 44 pp. con grabados. No hemos podido dar con ejemplar alguno, pero los hemos visto citados. (33) Estadística general, n. 2413; Necrologio, 309; V A , 695, 710-12, 744. (34) Tales fueron: La verdad o la conducta de los predicadores de esta ciu­ dad de Mallorca vindicada, Palma, 1814; El desengaño, Palma, 1813; Publicacio­ nes que a la respuesta que a la carta circular pasada por el Vicario General, et­ cétera, Cádiz 1813, y por fin: Defensa del P. Daniel de Manzaneda..., presen­ tada en el Tribunal de primera instancia de esta ciudad de Palma de Mallorca Palma, 1814.

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