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576 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA fue, a nuestro juicio, el predicador más gerundiano que a mediados del siglo x v i i i tuvo la provincia. No obstante hacemos mención detenida de él no para presentarlo como modelo sino para patentizar la fama de que gozó, sus dotes personales, la aceptación que debió tener su oratoria y, como prueba, los sermones impresos que de él nos han quedado. Fue contemporáneo del P. Diego de Madrid, del P. Marquina y de otros varios famosos predicadores capuchinos de aquella época, cuyos nombres iremos citando en ulteriores capítulos. Tuvo por patria la ciudad de Burgos, donde nació en 1708; su nom­ bre de pila fue el de Carlos Andrés García. Antes de ingresar en la Orden había realizado ya los estudios de la carrera eclesiástica e incluso se había doctorado en Teología y hasta había hecho oposiciones a varias prebendas de algunas catedrales (46). Cuando contaba 23 años de edad tomó el hábito capuchino en el noviciado de Salamanca el 17 de noviem­ bre de 1731, recibiendo la ordenación sacerdotal en febrero de 1736 (47). Dos años después se le concedía el título de predicador (48). Tales debieron ser sus dotes oratorias y asimismo la fama de excelente predi­ cador, aparte de otras cualidades, que un año después y cuando sólo con­ taba 31 años de edad, fue propuesto por el Patriarca de las Indias para predicador del rey. El confesor de Felipe V, P. Guillermo Clarke, apoyaba tal petición con estas ponderativas frases: «En consideración de las buenas prendas que en él concurren para el más exacto cumplimiento de la predicación evangélica, con reflexión a que aun antes de entrar en la Religión de Capuchinos se hallaba condecorado con el título de Doctor en Sda. Teología y fue opositor a prebendas de oficio en algunas de las santas iglesias de estos reinos, soy de parecer podrá V. M. servirse de nombrar por su predicador al referido Fr. Pablo Fidel de Burgos, pues le considero muy proporcionado para que V. M. le haga esta gracia, no sólo por lo expresado sino es también por los honoríficos informes que he visto originales, dados en su favor por el Definitorio de esta su Pro­ vincia, y otros instrumentos que califican cuanto expone el Patriarca en su consulta» (49). Y la realidad fue que en marzo del mismo año 1739 fue agraciado con dicho título (50). No deja de llamar la atención que sólo dos años más tarde, en marzo de 1741, por expresa y personal decisión de Felipe V, se le designase (46) AGS, Gracia y Justicia, 926, consulta al confesor, 24 enero 1739, y contestación de éste, 5 febrero 1739. El rey añadió al pie de la carta de su confesor la frase protocolaria: «C om o os parece.» (47) Estadística general, n. 1501; Necrologio, 182; VA , 219, 221. (48) VA , 229. (49) Contestación del confesor al rey, 5 febrero 1739 (AGS, Gracia y Jus­ ticia, 926). (50) Así aparece en la lista impresa de los predicadores del rey, en 1745 (AG S, Gracia y Justicia, 925).

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