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570 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA pasos fuesen necesarios. Fijó su residencia en Bilbao donde ya se encon traba en agosto de 1743 y paso a paso, demostrando con escritos la jus ticia y legalidad de la fundación, venciendo mil dificultades, logró ya en noviembre de 1744 erigir en la república de Deusto un oratorio y una residencia; continuó sus gestiones para establecer convento, siendo nom brado Presidente del mismo el 7 de mayo de 1745. Es verdad que no logró consumar del todo su obra, pero sí dejó bien firmes y sentados los derechos de los Capuchinos y vencidas las dificultades de mayor monta, al retirarse de allí, por haber sido nombrado Cronista de la pro vincia el 21 de octubre de 1746 (27). En ese mismo cargo continuaba en 1748 y en él debió seguir hasta su fallecimiento a fines de agosto o comienzos de septiembre de 1768 (28). Esos son los principales datos biográficos que hemos podido recoger sobre el P. Marquina, cuya personalidad nos ofrece otras importantes facetas que seguidamente damos a conocer. Fue en primer lugar la predicación. Ya lo hemos visto ejerciendo ese apostolado así en Madrid como en Orán, por medio de misiones y fusti gando con celo fervoroso y arrebatado la corrupción de costumbres de la mencionada plaza africana. Para juzgar de su oratoria tenemos algunos sermones sueltos, predicados en solemnidades especiales, y también dos gruesos tomos de materias predicables. El primero tiene este título: Escuela general histórica, crítica, política, moral, dividida en nueve lec ciones, sacadas de la vida y virtudes del glorioso San Antonio de Padua, útilísimo para toda clase y jerarquía de personas (29). Según afirman los censores de la obra, esas nueve lecciones o sermones habían sido predi cados por su autor, y el P. Marquina explica en el prólogo que venían a formar una novena en honor de San Antonio, proponiendo o ense ñando cada día una cátedra o ciencia (30). A los indicados añadió un décimo sobre el Smo. Sacramento. A cualquiera que examine el contenido de los mismos no puede por menos de llamar la atención y juzgarlos poco a propósito para el púlpito. El estilo es por otra parte no muy resabiado de guerundianismo, pero sí un tanto conceptista, empleando raras imágenes, palabras altisonantes y frecuentes citas de autores profanos. El juicio emitido por el agustino Padre Francisco González, al dar su aprobación, fue el siguiente: «En (27) A n d r é s d e P a l a z u e l o , O . F. M. Cap., Convenio de Capuchinos de Deus to (B ilbao), Madrid 1934, 81s. (28) ED, 203s. El 15 de septiembre de 1768 (VA , 440) fue nombrado Cro nista el P. Francisco de A jofrín por la Definición, o sea, fuera de Capítulo, que se celebró luego en octubre de aquel mismo año; todo parece indicar que cesó el P. Marquina en aquel cargo por haber fallecido. (29) Se imprimió en Madrid, 1747; consta el tomo de 14 hjs., 272 pp., 10 hjs. (30) Estas cátedras o lecciones eran las siguientes: la de leer sin riesgo, la de escribir con rectitud, la de contar sin yerro, la de gramática sin barbarismos, la de retórica sin superfluidades, la de dialéctica con preciosas ilaciones, la de filosofía natural, la de teología y, por fin, la de música sonora. En la quinta cátedra explica lo que es la oratoria y elocuencia, analizando las partes que debe tener un sermón y haciendo sabias reflexiones sobre su composición.
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