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5 6 8 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA mérito de que en esas sus producciones no faltan tampoco párrafos bri llantes, llenos de doctrina y unción evangélica. Y prueba de esa aceptación que de él hacía el auditorio e incluso otros predicadores, son las varias ediciones de tales sermonarios. Además, nos ha dejado manuscritos unos breves apuntes científicos que tituló: Dudas filosóficas (16). Hay también autores que dan como impresa una obra sobre la Sma. Virgen, a la que hace referencia el Padre Diego: «Tengo otra obra adelantada con el título en esta forma en elogio de María Santísima: V ox turturis audita in caelica sacrosancti Evangelii térra, hoc est: Beatissimae Virgirtis Mariae mellita floridaque verba, sparsim per Evangelio auscultata, multum odis explanata et in unum collecta, elogiando, glosando y explanando las palabras y voces que en el Evangelio consta que habló esta Tórtola divina, y discurriendo sobre cada dicción o palabra. Puede salir en dos tomos esta obra.» Pero añade que necesitaba una persona que la protegiese para salir a luz (17). Debió faltar seguramente tal mecenas y creemos que ese trabajo quedó sin imprimirse. A pesar de su avanzada edad, rayana en los ochenta años, seguía aun trabajando en 1742 predicando e imprimiendo sus sermones, en aquel convento madrileño de San Antonio del Prado, que debía serle predilecto, en el que falleció el 1 de febrero de 1746 (18). 2.— Contemporáneo del anterior fue el P. Matías de Marquina, insig ne abogado, escritor, predicador de fama como el P. Diego, aunque de otro estilo, y sobre todo impugnador número uno del famoso libro Fray Gerundio de Campazas. Fue natural de Marquina (Vizcaya), donde nació en 1696, recibiendo el nombre de Juan Olave. Realizados sus estudios en Valladolid y docto rado en ambos derechos, a los 27 años tomó el hábito capuchino en Salamanca el 22 de febrero de 1723 (19); su ordenación sacerdotal debió tener lugar en Trinidad de 1725 (20). Sin duda por sus amplios conocimientos de ambos derechos los supe riores de Castilla se sirvieron de él para que, junto con el P. Pedro de La Zarza, actuase en el proceso de beatificación del V. P. José de Carabantes, confeccionado en Monforte de Lemos en 1729 (21). Un año después, acompañando al P. Agustín de Liébana, dirigía sus pasos, por mandato del P. Provincial Jerónimo de Villanueva, hacia Navalmoral (16) Se conservan en la BN, ms. 20.415/2. (17) El César o nada y por nada coronado César, San FélixdeCantalicio, III, Madrid 1732, prólogo. (18) A l v a r e z d e B a e n a , 379; Necrologio, 31. (19) Estadística general, n. 379; Necrologio, 318. El P . Isla le llamó sin duda por burla, «Ventura Olaveadelante» (Cfr. P e d r o F e l ip e M o n l a u , Obras escogidas del Padre Francisco fosé de Isla, B. AA . EE., Madrid 1945, p. 321). (20) VA , 174-183; no parece exacta la fecha consignada en la Estadística citada. (21) Cfr. Summarium beatificationis et canonizationís S. D.Josephi aCara bantes, O. F. M. Cap. Super dubio..., Romae 1910, 22.
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