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566 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Otra de las obras que se citan como de él tiene este título: Crisis encomiástica, t. I, Madrid, 1723. No hemos podido examinar ejemplar alguno y aun dudamos de su verdadera paternidad, debiéndose atribuir más bien, a nuestro juicio, al franciscano homónimo de que se hizo men ción. De todos modos por esos años ya el P. Diego gozaba gran fama de orador. Prueba de ello es que ostentaba, como dijimos, el título de pre dicador del rey. Además, había dado muestra de sus dotes oratorias con varios sermones predicados por él desde 1714 en Alcalá y en otras partes en ocasiones solemnes y de compromiso, sermones que luego dio a la imprenta. Y en atención a esa fama bien conquistada, fue escogido entre los más renombrados predicadores de entonces para tomar parte en las solemnísimas fiestas que se tuvieron en noviembre de 1716 para celebrar la inauguración de la nueva iglesia y convento de San Antonio del Prado (9). Prueba inequívoca de su actividad en el pulpito y asimismo de la aceptación por parte de la gente son los seis tomos de asuntos predica bles, que dio a la publicidad. Los tres primeros llevan el siguiente llama tivo título: El César o nada y por nada coronado César, San Félix de Cantailicio (10); contiene cada uno 16 sermones de muy variados asun tos, imprimiéndose en Madrid respectivamente los años 1729, 1730 y 1732, logrando una segunda edición durante los años 1734 a 1739 (11). Al mismo tiempo que el P. Diego sacaba esa segunda edición, impri mía otros tres gruesos volúmenes de sermones, que intituló: Nada con voz y voz en eco de nada, multiplicada y expresada en varias oraciones evangélicas, morales y panegíricas (12). Cada uno de estos tomos consta a su vez de 24 sermones, versando sobre muy diversos temas. Todos ellos fueron predicados por su autor en púlpitos de importancia y ante auditorios selectos, en ocasiones solemnes y de compromiso, como catedrales, en la capilla real, ante distinguidos cuerpos de la nación, y en numerosas ciudades, como Madrid, Alcalá, Segovia, Salamanca, etc. Al presentar la personalidad del P. Diego de Madrid no es precisa mente nuestro intento alabar su estilo ni ponderar su oratoria; confesa mos de buen grado que por desgracia no supo librarse de aquel mal gusto reinante entonces entre los oradores sagrados. Aun con todo esto hay que reconocer que su predicación era bien recibida y que sus sermo nes impresos lograron aceptación no común. (9) VA , 155; cfr también: Carta que un religioso capuchino escribe a un docto prelado con individual relación de la festiva traslación y fiestas de San Antonio de Padua, comenzadas a 22 de noviembre y continuadas hasta el 15 de diciembre de 1716; impreso (s. 1. s. i. s. a.), 23 pp. (10) La obra hace referencia a este primer santo capuchino elevado al honor de los altares. (11) Hay algunos que citan una tercera edición de esta obra, pero no nos consta su existencia. (12) Se imprimieron en Madrid, respectivamente, en 1737 y 1741. La licen cia de impresión del tercero se encuentra en la BN, ms. 20.265/30, dada en Ma drid, 11 septiembre 1741.
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