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TRES PREDICADORES DISTINGUIDOS 565 título de predicador del rey, que le fue concedido ya en diciembre de 1709 y en su posesión estuvo hasta la muerte en 1746 (4). Alvarez y Baena, que no le conoció pero que recogió noticias recien­ tes del mismo y sobre todo consultó el «Libro de difuntos del convento de San Antonio del Prado», no aporta datos de importancia fuera de los consignados; sólo añade que «fue persona muy conocida por sus virtudes, sermones y escritos, siendo uno de los predicadores más famo­ sos y de mayor auditorio de su tiempo» (5). Tampoco podemos añadir por nuestra parte otras notas de interés y que puedan realzar más su personalidad. Unicamente que, al dirigirse en 1709 a Roma para asistir, en calidad de Custodio, al Capítulo general en compañía del P. Provincial, del otro Custodio y de tres religiosos más, les sorprendió una fuerte tempestad, navegando por el golfo de León, que les puso en terrible trance de naufragar, viéndose libres de peligro gracias a la protección de San Francisco de Paula, en cuyo honor celebraron al regreso una solemnísima función religiosa, en la que el P. Diego ensalzó en un fervoroso sermón las virtudes y milagros del santo (6). Aprovechando sin duda el prestigio de que gozaba y la influencia que tenía, cuando en Roma se tramitaba el proceso de beatificación de San Lorenzo de Brindis, en 1722, presentó a los reyes de España un memorial para que éstos favoreciesen la causa y enviasen al Papa cartas de recomendación y de súplica en pro de la causa, como lo hicieron efectivamente, lo que entonces era ritual pero necesario para que aquella fuese adelante (7). La primera producción literaria suya, que sepamos, es de 1716. Algunos la ponen o consignan como obra aparte (8), pero la realidad es que se reduce a un largo prólogo que puso a una obra histórica de su hermano carnal, el P. Pablo de San Nicolás, monje jerónimo, que lleva por título: Ideas jeronimianas y estímulos a la devoción del Doctor Máximo N. P. San Jerónimo, Alcalá, 1716. En dicho prólogo el P. Diego de Madrid, en forma de carta dirigida a dicho hermano, defiende con valentía cuanto el autor expone a lo largo de sus páginas. (4) AGS, Gracia y Justicia, 925; cartel impreso donde constan los nombres de todos los predicadores del rey en 1745 y las fechas del título. El primer sermón que predicó ante Felipe V tuvo lugar en el primer dom ingo de Cuaresma de 1710, pues disimuladamente le da las gracias por tal merced ( Nada con voz y voz en ecos de nada, III, Madrid 1742). ( 5 ) J. A . A lv a r e z de Baena, Hijos ilustres de Madrid, I, Madrid 1789 , 378 - 9 . Entre otras fuentes de información cita el «Libro de difuntos» de dicho convento, casa en la que se hallaba su retrato. ( 6 ) Este sermón se encuentra en su obra: Nada con voz, I, Madrid 1737,312s. (7) Este memorial se encuentra en la BN, ms. 3554, ff. 175-6, y la carta es­ crita por los reyes en ese sentido se encuentra en M. d e P o b l a d u r a , O. F. M. Ca­ puchinos, Los procesos de beatificación y canonización del nuevo Doctor de la Iglesia San Lorenzo de Brindis, en Collectanea Franciscana, 29 (1959), 406. (8 ) E n t re e llo s e l P. B e r n a r d o d e B o l o n ia , O . F. M. Cap., Bibliotheca scrip- torum O. Min. S. Francisci Capuccinorum, V e n e t iis 1747, 71.

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