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556 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA bre de 1808, el P. Justo debió seguir la misma suerte que los otros religiosos moradores en el convento de San Antonio del Prado, es decir, abandonar la corte para dirigirse a tierras de Andalucía u otra parte de España en busca de refugio. Nada podemos decir de esos años hasta que, una vez terminada aquella contienda, al celebrarse Capítulo pro­ vincial el 29 de abril de 1815, se le confió el cargo de Guardián de San Antonio del Prado. En él prosiguió hasta el 29 de mayo de 1818, en que fue elegido Provincial (43). Así continuaría hasta ser nombrado Vicario General de los Capuchinos españoles por breve del 30 de abril de 1824. El P. Justo no dio, al tener lugar el Capítulo, ordenación alguna, según era costumbre; dirigió en cambio en septiembre una carta a sus religiosos, en la que, con enérgicas y fervorosas expresiones, repite varias veces la llamada a la paz, a la unión, a la concordia de todos, y al mismo tiempo corrige y reprueba algunos abusos que se habían introducido particularmente contra la pobreza (44). Nada podemos añadir de su actuación a partir de esa fecha hasta el comienzo del período constitucional, en marzo de 1820. Tampoco es posible dar noticias concretas sobre su vida en esos años que terminaron en abril de 1823; sólo nos dice él mismo que en ese lapso de tiempo había sido desterrado o, mejor dicho, confinado fuera de la corte por el gobierno constitucional, «volviéndonos — dice— al uso expedito de nuestra autoridad y jurisdicción», pasados tales años (45). Destierro más duro, puesto que fue expatriación, padeció el P. Ge­ neral Francisco de Solchaga; apenas vuelto de él falleció en Madrid el 23 de agosto de 1823. El P. Justo comunicó en seguida la noticia a los demás Provinciales de España por medio de una carta impresa. Con su desaparición se planteó la cuestión del sucesor. Apenas había expirado, se desencadenan una vez más las ambiciones y las intrigas, y tan pronto que, en una carta al Cardenal Secretario de Estado (Ma­ drid, 30 agosto 1823), suscrita también por el P. Antonino de Toro, único Definidor superviviente de Castilla, denuncia el P. Justo las ma­ quinaciones de un religioso joven, que, careciendo de las cualidades precisas para tan alto cargo, trabajaba por llevar adelante sus planes. Le pide haga los posibles para que se nombre por el Papa un Vicario General a fin de que con paz, prudencia y diligencia resuelva los asuntos pendientes hasta que se cumpla el sexenio según la bula Inter gravio- res (46). Por su parte el Nuncio proponía (31 agosto) se designase al Provincial más antiguo para ese cargo hasta la celebración del Capítulo (43) ED, 305. (44) Se imprimió con este título: Exhorto de Ntro. M. R. P. Provincial Fray Justo de Madrid, dirigido a sus súbditos, (s. 1.), año 1818, 15 pp. Va fir­ mado en el convento de San Antonio, 7 septiembre 1818 (APC , 6/35). (45) Carta circular del P. Justo, Madrid, 14 enero 1824 (APC , 6/36). ( 46 ) Cfr. en P oblad u ra, De Superiorum Generalium electione, 187 .

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