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5 4 4 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA a quienes saludamos en el ósculo santo. Dios conserve la vida de V. P. M. R. muchos años» (48). «Después de siete meses de reclusión rigurosa en su convento — anota el cronista de Valencia— salió el General de Madrid el día 14 de mayo del año 1821 con solo un compañero que se le permitió, dirigiéndose para Francia». Y añade que «hubo presentimientos bien fundados de lo que personas de crédito avisaron al P. Solchaga, de que algunos deseaban corriese la misma suerte que el Arcediano Vinuesa, muerto a martilladas en la cárcel por los asesinos del partido constitucional» (49). El P. Solchaga, traspuesta la frontera, fijó su residencia en Bayona, donde le recibió el obispo como padre dándole pruebas de singular apre­ cio y estimación y proporcionándole habitación en el Seminario conciliar de aquella ciudad. El propio rey de Francia Luis XVIII le escribió por medio de su Secretario de Estado llenándole de elogios y ofreciéndole residencia en la corte o en otra ciudad a su elección, prometiéndole su protección y alegando que así lo pedía el alto carácter del P. General y su loable conducta. El P. Solchaga agradeció tan noble ofrecimiento pero continuó en Bayona honrado y estimado de todos (50). Nada pode­ mos decir, aparte de eso, de la actividad desplegada durante casi dos años de permanencia en Francia. Tan pronto como los llamados C ien m il hijos de San Luis penetraron en España en abril de 1823 y llegaron a Madrid apoderándose de la capital el 23 del citado mes, el P. Solchaga dejó su destierro y marchó también a la corte. Aquí se encontraba ya al menos el 1 de julio, día en que va fechada la carta circular enviada a los religiosos a su regreso de Francia (51). En ella refiere brevemente lo sucedido y sobre todo las calamidades y sufrimientos soportados durante los tres años de período constitucional; exhorta a todos a dar gracias a Dios y declara las provincias españolas en estado de visita, reservándose los asuntos más arduos, por no poder hacer de momento la visita personalmente. Además, su pensamiento se dirige, tan pronto como regresa, no sólo a los religiosos sino también a los conventos; se preocupó con gran inte­ rés de que éstos fuesen devueltos a los Capuchinos (52). Y luego, ya con (48) Carta del P. Solchaga al P. Provincial de Cataluña, Manuel de La Nou, Madrid, 9 mayo 1821 (Arch. Prov. Cap. de Cataluña). (49) Tercera parte de la Crónica de la provincia de Valencia, ms., pp. 946-7; lo mismo se dice en Colección eclesiástica, 1. c. (50) Tercera parte de la Crónica, pp. 946-7. (51) Va titulada; Encíclica pastoral que al regreso de su gloriosa expatria­ ción dirige a todos sus amados súbditos el Excmo y Rvdmo. P. Fr. Francisco de Solchaga, Ministro General de toda la Orden de Capuchinos, Grande de España de primera clase y Predicador de S. M. Católica, Bilbao, 1823; 20 pp. Se reim­ primió el mismo año en Sevilla. (52) Tenemos como prueba de todo eso una carta del P. Provincial de Na­ varra, Juan de Aguilló, 6 de julio de 1823, en que afirma había recibido orden del rey, obtenida por el P. Solchaga, para que todos los conventos fuesen res­ tituidos a los religiosos, añadiendo que ya se encontraban efectivamente en ellos,

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