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OBRAS Y FUNDACIONES EN LOS AÑOS 1701-1727 37 lente predicador», despidiéndose da aquel hospital en nombre de la comunidad ( 5 ). Queremos aprovechar esta ocasión para decir lo que eran convento e iglesia ahora levantados. Como los anteriores, estaban pared por me­ dio con el palacio del duque de Medinaceli, y subsistieron, sin sufrir transformación importante, hasta 1890 , en que ambos fueron demolidos. El grabado que damos a conocer muestra la fachada de la iglesia, sen­ cilla, sobria, pero no carente de elegancia, aunque sí es de notar el contraste que existe entre convento e iglesia; aquél apenas se divisa, aunque sí lo suficiente para poder apreciar bien a las claras la pobreza de líneas. Dos arquitectos madrileños hacían en 1878 esta descripción de la iglesia: «Está contigua al palacio...; tiene su fachada mirando al nor­ oeste, con una longitud de 23 metros 65 centímetros; para dar ingreso a ella existe una escalinata con peldaños de piedra berroqueña. La igle­ sia, que consta de una nave central y dos laterales ocupadas por capi­ llas, tiene la forma de cruz, estando sus muros enlucidos, decorados, con pilastras resaltadas y terminadas por una cornisa volada de donde arranca la bóveda que la cubre, que es de cañón seguido con lunetos. Los muros del presbiterio están estucados y tienen algunas pilastras de mármol; los brazos de la cruz están formados con dos cañones seguidos que en su encuentro constituyen cuatro pechinas, sobre las que se apoya una bóveda rebajada que en su arranque es de revolución y está terminada por una parte plana; el piso es de losa granítica y, en en el presbiterio, de alabastro y pizarra. Existen cuatro capillas coloca­ das a un lado y a otro del brazo mayqr de la cruz; tres de ellas tienen el piso de losa y la cuarta de baldosa ordinaria; todas ellas tienen cancelas de madera que cierran los arcos de medio punto que las ponen en comunicación con la iglesia; en la parte superior de los muros exis­ ten ventanas con vidrieras y cristales, y la de los pies de la iglesia tiene cristales de colores; en los vanos laterales existen tribunas sostenidas por ménsulas de yeso con antepechos de hierro y celosías de madera. Los retablos de los altares son también de madera» (6). En el mayor se veneraba la imagen del titular San Antonio de Padua, esbelta talla y no de escaso mérito, que aún puede admirarse hoy en día en la iglesia parroquial de San Jerónimo el Real. Existía además el grupo del Eterno Padre, colocado a un lado del altar mayor, que igualmente se conserva en la mencionada iglesia. Otro altar estaba dedicado a San Francisco y un tercero a San Félix, cuya imagen, un tanto deteriorada, declarada obra de arte por la Academia, existe en la iglesia de Jesús de Medinaceli. Del mismo modo tenía su altar el lla­ mado Cristo de la Salvación, cuyo paradero desconocemos; un quinto (5) VA, 150. ( 6 ) Descripción de la iglesia de San Antonio del Prado, hecha por los arqui­ tectos madrileños don Francisco de Cubas y don Joaquín de la Concha (Madrid, 11 febrero 1878) (Archivo del Duque de Medinaceli, Medinaceli, leg. 223, n. 56).

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