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514 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Providencia divina, por medio de la elección capitular, dispone» (54). La rigidez de espíritu y su carácter firme y decidido que había demos­ trado hasta entonces, se dejó patentizar pronto en las ordenaciones dadas a toda la Orden, poco después de celebrado el Capítulo (55). En ellas ya se afrontan los puntos más importantes que serían la preocupación de su gobierno. Una de las mayores tareas de los PP. Generales entonces era la visita de las provincias de la Orden. En eso empleaban ordinariamente la casi totalidad de los años de gobierno. A tal objeto solía el Papa concederles amplias facultades por medio del correspondiente breve. El P. Colindres no quiso ser una excepción y, a tal efecto, en los primeros meses de 1762, comenzó esa visita por algunas provincias de Italia, entre ellas la de Génova, donde embarcó rumbo a España a mediados de mayo de 1765. El 2 de junio presidió en Barcelona la congregación definitorial de los Capuchinos catalanes y marchó luego a Madrid, haciendo su entrada el 1 de julio. Después de besar, como era de protocolo, la mano al rey, se cubrió de Grande de España de Primera Clase el 10 del citado mes, acto que revistió solemnidad extraordinaria (56). Hizo seguidamente la visita a los conventos de Castilla y, dadas las oportunas ordenaciones, se dirigió a Andalucía para efectuar lo propio; también deja aquí especiales ordenaciones y otras particulares para el Seminario de Coristas, estableciendo además el Colegio de Misioneros en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), al que dio estatutos propios (57). Otro tanto ejecutó en la provincia de Valencia; del mismo modo estable­ ció aquí otro Colegio de Misioneros en Monóvar así como el Seminario de Coristas, dando a cada uno especiales estatutos (58). Continuó la visita por Navarra en 1764, dejando las acostumbradas ordenaciones (59), siguió por los conventos de Aragón y terminó por Cataluña, cuyo Capítulo presidió el 14 de diciembre de 1764 (60). Se dirigió luego a Francia. Al llegar a París fue recibido por el rey con todos los honores debidos a su dignidad. Pero en mayo de 1765 (54) Carta del P. Colindres al Cabildo de Salamanca, Roma, 30 junio 1761: copia en APC, 58/2, f. 110. (55) Cfr. Analecta O. F. M. Cap., 8 (1892), 241-259. Una copia de la tra­ ducción oficial de las mismas al castellano se encuentra en APC, 9/32. (56) VA, 384-87; M elchor de Pobladura, L os Generales de la Orden Ca­ puchina Grandes de España de Primera Clase, en Collectanea Fr., 13 (1943), 292-95. (57) Libro (2.°) donde se apuntan los Capítulos, Congregaciones y Decretos de la Provincia de Andalucía, ms., f. 124; van firmadas en Granada, 8 febre­ ro 1764 (Arch. Prov. de Cap. de Andalucía). (58) José de A licante, ms. c., p. 296. Los estatutos para el Colegio o Semi­ nario de Misioneros de Monóvar van firmados en Valencia, 7 mayo 1764, y pueden verse, al igual que los dados para los de Sanlúcar de Barrameda y Toro, en Bullaríum, IX, 18-35. (59) Se encuentran en el Arch. Prov. de Capuchinos de Navarra, sección «Padre General» (Cfr. C elestino de Añorbe, O. F. M. Cap., La antigua provin­ cia capuchina de Navarra y Cantabria (1578-1900), I, Pamplona 1951, 342-44). (60) Las ordenaciones dadas entonces a los religiosos de Cataluña, junto con una carta del P. Colindres, formaban un total de 26 folios.

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