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512 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA a V. E. que en ese caso hable en su nombre al Papa para que le obligue a aceptar. Y cuando ya hubiere salido de ahí, que V. E. le saque breve de Su Santidad para obligarle» (42). El rey debió comunicar al interesado el nombramiento a través del secretario de la Cámara de Castilla, Francisco Campo de Arve; a éste contestó por lo menos el P. Colindres, renunciando a la mitra y alegando las mismas razones que expondrá el P. Rábago, al Cardenal Portocarrero y al mismo Benedicto XIV: «La incapacidad en que me reconozco para esta gracia no solamente por carecer de la virtud y prendas que se requiere y presupone, sino también porque, habiendo sido favorecido de la bondad divina con su santa vocación a la fuga del siglo y retiro en el claustro de esta Religión, que profesando, como especial instituto el de la humildad, austeridad y pobreza, se considera distante de tales honras, sería infiel a la divina gracia y refractario a mi profesión.» Por eso ter­ mina expresando su esperanza de que se le exonerase «de la gracia cuya aceptación, creo, no sería de la voluntad divina, ni sin gravísimo escrú­ pulo de mi conciencia» (43). También se dirigió por dos veces al P. Rábago manifestándole esas mismas razones de su renuncia; en la segunda carta le dice había sido llamado por el Papa, a quien había expuesto los motivos de su decisión, que había aquel juzgado poderosos y eficaces (44). Esa entrevista fue preparada por el Cardenal Portocarrero que a toda costa quería com­ placer a Fernando VI, sugiriendo incluso a Benedicto XIV le pusiese precepto de obediencia para aceptar (45). Habida esa entrevista, el Papa escribía de su puño y letra a Portocarrero haciéndole ver que el Padre Colindres no cejaría en la decisión tomada; agrega también que él se abstenía de imponerle precepto de obediencia para que aceptase (46). Las gestiones continuaron tanto de parte del confesor del rey como del Cardenal, pero encontraron una vez más la fuerte resistencia del Padre Colindres. Tanto que el P. Rábago, convencido de que no había nada que hacer, comunica al rey no le parecía conveniente violentarle más y que el soberano había cumplido con la obligación de nombrarle. (42) Carta del P. Rábago al Card. Portocarrero, Madrid, 26 septiembre 1747 (Madrid, Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede, leg. 381). (43) Carta del P. Colindres a Campo Arve, Roma, 1 noviembre 1747 ( ibíd.). Puede verse la transcripción en mi artículo citado, 301. (44) Desconocemos el original de estas cartas; de la primera, Roma, 1 no­ viembre 1747, existen copias en la BN, ms. 18.754/92, y en la Bibl. de El Esco­ rial, ms. N-I-12, ff. 253-54; fue publicada en El Mensajero Seráfico, 1909, 13-15; puede verse en mi artículo, 302-304. De la segunda, Roma, 5 noviembre 1747, existe una copia en APC, 5/2. (45) Carta del Card. Portocarrero al P. Rábago, Roma, 2 noviembre 1747 (Biblioteca del Colegio de Santa Cruz de Valladolid, ms. 342, f. 231-32; va trans­ crita en mi artículo, 304. (46) Billete del Papa a Portocarrero, 5 noviembre 1747 (ibíd., ff. 233-34). Al comienzo y con letra al parecer del P. Rábago, se dice: «Carta y letra de Benedicto X IV sobre el obispado de Barcelona de que se excusa el P. Colin­ dres.» Véase copia en mi artículo, 304-5.

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