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nador del arzobispado de Toledo, felicitándole por ello y enviándole la resolución del rey en su favor (25). Terminadas aquellas controversias y tras de seis años de apostolado en Orán, regresaron los PP. Colindres y Marquina a la provincia de Castilla, lo que debieron hacer a mediados de 1740. Lo que sí podemos asegurar es que a mediados de abril de 1742 ya se encontraba en Madrid el P. Colindres, conventual en el de La Paciencia, y que, al celebrarse Capítulo ese mismo mes y año, fue elegido Guardián del convento de San Antonio del Prado, cargo que renunció (26). Continuó de familia en La Paciencia, dedicado de lleno a la predicación, al confesonario y contes­ tando a las consultas que le hacían gobernantes y prelados (27). Allí le sorprendió, a fines de 1744 o principios de 1745, el nombra­ miento de Visitador general de la provincia de Valencia, que por aquellos años se encontraba un poco perturbada. El 23 de enero del mismo año 1745 hacía su entrada en el convento de Valencia. Poco después sus facultades eran ampliadas notablemente, siendo nombrado por el Papa Visitador apostólico y reformador de la mencionada provincia, con poder, como en el breve se decía, para corregir, enmendar, reformar, cambiar, revocar o renovar lo que creyese conveniente, autorizándole también para elegir por sí mismo el Provincial y dos de los Definidores (28). El P. Colindres llevó a cabo la misión que se le había encomendado con la máxima prudencia. Visitó los conventos, procuró calmar los ánimos un tanto inquietos y desunidos, convocó el Capítulo, eligiendo en él al Padre Provincial y dos de los Definidores, dando además sabias y justas ordenaciones, con las que consiguió el fin de su misión y terminó la visita (29). Con ello los créditos de su prudencia y valer subieron de punto. Por eso, vuelto a Madrid, los superiores de Castilla se valieron de su consejo para perfilar el nuevo plan de gobierno que se llamó T rip a rtita , del que si no fue él precisamente inspirador, sí uno de los más influyentes y entu­ siastas propulsores en las diversas juntas que a tal objeto se celebraron desde enero de 1745 a febrero del siguiente año, en que aquel plan quedó EL P. COLINDRES, PRIMER ESPAÑOL GENERAL DE LA ORDEN 509 (25) S angüesa , 31; L amberto de Z aragoza , O. F. M. Cap., Elogio del Rmo. P. Fr. Pablo de Colindres, Milán 1899, 24, n. 1. Copia de los dictámenes emitidos en esa ocasión se encuentra en APC, 58/2. (26) ED, 190-92; hay de él una carta fechada en dicho convento de La Paciencia, 17 abril 1742 (APC, 9/38). (27) Una de esas consultas, firmada también en La Paciencia, 12 sep­ tiembre 1744, se conserva en copia en la Bibl. del Colegio de Santa Cruz de Valladolid, ms. 820, ff. 266f.-283r. (28) J osé de A licante , O. F. M. Cap., Tercera parle de las Crónicas de la Provincia de Valencia, ms., pp. 197-200. El breve Pastoralis officii, 10 marzo 1745, refiere lo que sucedía en dicha provincia y el nombramiento del anterior visitador, P. Félix M." de Parma ( Bullarium O. F. Ai. Cap., V, 340-41). (29) Crónicas, 200. Las ordenaciones por él dadas se conservan en el Ar­ chivo Prov. de la misma, leg. 136, n. 2416.

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