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derechos y privilegios de los sacerdotes que habían terminado sus estu­ dios (16). El 27 de abril de 1727 tenía lugar en Castilla la elección de nuevos superiores. En tal ocasión fue elevado al cargo de Provincial el P. Isidro de Lozoya, excelente predicador y hasta ahora secretario del P. General, Hartmann de Bressanone, por las provincias españolas. En su lugar y para este puesto fue designado el P. Colindres. En compañía del P. General marchó el 3 de mayo en visita a los conventos de Andalucía, continuando con él por los de Valencia, Cataluña, Aragón y Navarra, llegando a Pam­ plona el 3 de mayo de 1728. Seguidamente el P. General inicia la visita a los conventos franceses, comenzándola por Bayona; continúa por Bélgica, llegando a Bruselas el 3 de marzo de 1730 y sigue por Austria y Alemania. La visita se hace lentamente por causas de todos conocidas y, según repetidas cartas escritas a su hermano Juan Antonio que ha venido a ocupar los mismos cargos que él desempeñaba en Salamanca, de canónigo doctoral y catedrático de la Universidad, el P. Colindres es aquejado de varias enfermedades. Arriban a Padua en diciembre de 1732 y poco después el P. General, acompañado de sus secretarios, llegaba a Roma (17). Unos meses más tarde, en mayo de 1733, se celebra Capítulo general. A él asiste también el P. Colindres en calidad de Custodio segundo de la provincia, elegido en la reunión capitular del 19 de octubre de 1731. Sin que podamos señalar concretamente la causa, lo cierto es que, puesto al frente de la Orden el nuevo Superior General, P. Buenaventura de Ferrara, el P. Colindres regresó a la provincia de Castilla. El 29 de agosto de aquel año entraba en Madrid con el P. Provincial, Felipe de Calahorra (18). Un año más tarde dejaría la corte para dirigir sus pasos a la plaza africana de Orán. Esta había sido reconquistada por las tropas españolas en 1732 y ocupada totalmente en los primeros días de julio. No sabemos si fue a petición propia o por insinuación de los superiores esa decisión de marchar a Orán. Sólo hacemos constar el hecho de que, obtenidos los necesarios permisos, el 18 de noviembre de 1734 dejaba Madrid en compañía del P. Matías de Marquina «para ir a Orán a predicar y asis­ tir a los hospitales», según escribe el cronista de Castilla (19). Sabemos que en 1733 se declaró en Orán una terrible epidemia que atacó a muchos y se prolongó bastantes meses. Si el asistir a los apestados y prestarles los auxilios espirituales fue uno de sus móviles para ir allá, el P. Rábago, ensalzando su virtud y ponderando su humildad, aduce también que, EL P. COLINDRES, PRIMER ESPAÑOL GENERAL DE LA ORDEN 507 (16) VA, 183. (17) El itinerario seguido en la visita está consignado en las varias cartas que escribió a su hermano Juan Antonio y cuya copia se conserva en el APC, 58/2, folios 18, y 9/37; hay también algunas originales. (18) VA, 206, 214. (19) Ibíd., 218.

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