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498 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA de tal modo que ya en 1706 consiguió fundar el pueblo Apostolado de Algaride con indios gayones. Y esa magna obra de entrar a los parajes habitados por los indios, llena de enormes peligros, se irá repitiendo por el P. Marcelino año tras año, con un tesón y una valentía heroica, prolongándose casi por cuarenta años. Con los indios reducidos fue fundando diversos pueblos, como los de San Juan Francisco Javier de Agua de Culebras, San Felipe de Buría, Cerritos de Cocorote, Todos los Santos de Calabozo, etc. Y esas poblaciones, lo mismo que otras esta­ blecidas asimismo por diversos misioneros, fueron aumentándose con más indios reducidos en otras expediciones por él realizadas. A eso hay que añadir que supo defender en 1724 los derechos de los indios ante el cabildo de Barquisimeto, como a su vez a los religio­ sos ante las autoridades (31). Y en esa actividad, digna de la mayor ponderación, continuó mientras disfrutó de buena salud. En 1738 el Prefecto P. Salvador de Cádiz hacía de él este cumplido elogio: «Des­ pués de ochenta y más años que tiene de edad, después de 40 años que ha trabajado incesantemente en estas misiones con el apostólico celo que a todos consta, se halla, va ya para tres años, enfermo y tullido en una cama en el pueblo de Cojede, pasando su vejez y enfer­ medad con la mayor miseria que es imaginable» (32). Y así, enfermo y tullido, continuó más tarde en el pueblo de San Francisco Javier de Agua de Culebras por él fundado en 1709, cuidado con el mayor cariño y aumentado, de tal modo que fue modelo de reducciones en toda la misión; aquí exhaló su postrer suspiro el 8 de diciembre de 1747 a los 90 años de edad. A los mencionados, que fueron misioneros en los Llanos de Cara­ cas, deben añadirse otros dos que fueron destinados a la misión de Maracaibo: Fr. Hilarión de Toledo y el P. Pedro de Alcañizas. El primero formó parte de la expedición que, en virtud de una cédula de 1715, fue enviada a aquella misión (33), llegada a fines del mismo año o principios del siguiente. La actividad de Fr. Hilarión en los años posteriores, sobre todo los de 1718 a 1721, se ciñó principalmente a conseguir del obispo de Santa Marta, el mercedario Fr. Antonio de Mon- roy, opuesto resueltamente a que la acción evangelizadora de los misio­ neros de Maracaibo se extendiera a las provincias de Riohacha y Santa Marta, como reiteradamente indicaban las cédulas reales. Al fin y tras de no pocos conflictos y vencidas grandes dificultades, se ejecutó el (31) Parte de este interesante documento en pro de los indios, conservado en AG I, Santo Domingo, 778 A, lo transcribe L eón T rujillo , Biografía de Al­ berico (Misión de Ntra. Sra. de la Caridad de Tinajas), Caracas 1962, 197-239 En defensa de los religiosos presentó una muy importante relación de lo hecho por ellos, Caracas, 20 abril 1725 (AGI, Santo Domingo, 778 B). (32) Carta informe del P. Prefecto Salvador de Cádiz al P. Comisario gene­ ral de misiones, Caracas, 6 julio 1738 (AGI, Santo Domingo, 820). (33) Va fechada en Aranjuez, 10 junio 1715 (AGI, Caracas, 966, y Santo Domingo, 678). Tenía entonces Fr. Hilarión 40 años de edad.

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