BCCCAP00000000000000000000156

4 9 6 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA 1735 (22), mientras que su compañero el P. Toledo regresaba a España a fines de diciembre de 1735 (23). Otro de los religiosos de Castilla que sintió muy hondo el espíritu y entusiasmo misioneros fue el P. Luis de Soria, a quien, después de solicitarlo, se le concedió autorización para ir a la misión de los Llanos de Caracas en 1735. Cuando ya se disponía a emprender el viaje a Cádiz, le llegó la obediencia para incorporarse a la comunidad de La- guardia. El 8 de agosto recibió el permiso definitivo para embarcarse. Seis meses estuvo en Cádiz en espera de hacerlo; luego, creyendo más factible encontrar barco en Pasajes para lograr su intento, allá dirigió sus pasos, pero sin ser más afortunado, tornando al convento de Laguar- dia, donde continuaba en 1736 buscando recomendaciones para llevar a cabo su pretensión, lo que al parecer no pudo lograr (24). En esos años y aun mucho antes venía trabajando heroicamente en los Llanos de Caracas otro ilustre religioso castellano cuyo nombre se ha enunciado anteriormente, el P. Marcelino de San Vicente. Casi me atrevo a decir que quizás haya sido el más benemérito misionero de cuantos allí dedicaron sus afanes, sus energías y hasta la vida a la reduc­ ción y conversión de los infieles. El P. Marcelino fue natural de San Vicente de La Socierra (Nava­ rra). Pertenecía, según dijimos, a la provincia de Castilla, donde vistió el hábito hacia 1678 y, cuando contaba 40 años de edad y 22 de vida religiosa, pidió permiso para marchar a la misión de los Llanos de Ca­ racas, consiguiendo embarcarse el mes de diciembre de 1698 (25). Al año siguiente de su llegada, o sea, el 14 de julio de 1700, fue elegido ya Prefecto de dicha misión, lo que da a entender sus preclaras dotes de misionero activo y emprendedor, que bien pronto fueron conocidas. Por eso mismo, consciente de que para la buena marcha de ella era preciso informar debidamente al rey y Consejo de Indias y conseguir a tal efecto cédulas que confirmasen y valorizasen sus proyectos, decidió marchar a España, lo que realizó en 1701, después de obtener los ( 22 ) Ibíd. (23) Cfr. «Lista de los religiosos»... Al P. Lorenzo de Toledo le fueron pre­ miadas, aun siendo estudiante, varias composiciones poéticas (Cfr. J oaquín de A guirre , Sagrada métrica lid, que al supremo generoso impulso de seis sonoros toques... hizo métrico alarde del más glorioso interesante triunfo... cantó el amor con el ingenio en las solemnes plausibles fiestas que el convento de San Diego de Alcalá celebró por espacio de nueve días, Alcalá 1730, nn. 20, 29 y 57, donde van dichas poesías). (24) En febrero de 1736 escribía desde Laguardia a D. Juan Bautista de Maturana para que intercediese por él y se le concediese esta gracia (AGI, Santo Domingo, 689 y 802). Aquí hay esos y otros documentos relativos a este reli­ gioso, que, en 1721, antes de entrar capuchino, era paje del conde de Torrubia. No debió ir a la misión de los Llanos de Caracas, pues no figura en la citada «Lista de los religiosos»... (25) AGI, Contratación, 5551. En la ficha de embarque constan además estos datos personales: «Buen cuerpo, delgado, pelo negro, barba larga, calvo, con una cicatriz en la cabeza del lado derecho.»

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz