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C A P I T U L O X 1. Extrañeza ante los hechos. — 2. Petición de religiosos aislados para ir a misiones: nombres y actuación. — 3. La misión de Maracaibo .— 4. Apostolado misional en la Luisiana .— 5. Otros proyectos de misión. Para completar la actividad apostólica de los religiosos de la provincia a lo largo del siglo xvm y hasta la exclaustración de 1836, resumimos en este capítulo cuantos datos hemos podido encontrar en relación con las misiones entre infieles. Su contenido no será, como fuera nuestro deseo, muy abundante en hechos concretos ni tampoco de gloriosos resultados. 1.—No puedo por menos de manifestar mi extrañeza ante este caso que considero insólito y casi inexplicable. La provincia de Castilla que durante el siglo precedente había solicitado varias misiones entre infieles, como las de Benín y Arda, en el continente africano, y asimismo prestó la colaboración de sus religiosos en las del Congo y Guinea, y que igual­ mente había logrado romper la fuerte resistencia del Consejo de Indias a la cooperación misionera de los Capuchinos en la evangelización de América, con la primera misión allí enviada, la del Darién, a la que por dos veces remitió varios de sus hijos (1), después, cuando las restantes provincias capuchinas españolas consiguen tener misión propia: en Cumaná, en los Llanos de Caracas, en Trinidad y Guayana, Maracaibo y Santa Marta, Castilla permanece en actitud pasiva ante los éxitos alcan­ zados por las demás. Es verdad que varios de sus religiosos, inflamados por el celo de la salvación de las almas y llevados por el ideal misionero, pidieron ser agregados a otras misiones, pero extraña sobremanera que en tan largo lapso de tiempo ni esos misioneros aislados ni otros hijos de la provincia que sin duda sintieron como ellos idéntico celo por las almas ni tampoco los superiores se hayan dirigido a Propaganda Fide o al Consejo de Indias, manifestando sus deseos de cooperar a la empresa evangelizadora de América. Es un hecho que es preciso admitir, pero que no tiene fácil explicación. Además, tenemos un testimonio fehaciente de que el ideal misionero seguía palpitante en la provincia en el mencionado siglo xvm. Cuando C a s t il l a y la s m is io n e s entre in f ie l e s (1) Cfr. mi estudio: El Consejo de Indias y las misiones de los Capuchinos españoles, en Miscellanea Melchor de Pobladura, II, Roma 1964, 279-211.

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