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sura (33). Al ser rechazado este tercer escrito, el P. Solchaga no se intimidó y, a sabiendas de lo que pudiera ocurrir, presentó su Satisfac­ ción y mejora de apelación (34) para recalcar e insistir sobre lo mismo que había expuesto anteriormente. Ni que decir tiene lo que en ese intermedio se habló en las Cortes y lo que se protestó en diversas sesiones contra el P. General de los Capuchinos (35). La inmediata fue el destierro o mejor la expatriación sin respetar su dignidad de General de la Orden, de Grande de España de primera clase y de predicador del rey. En mayo de 1821 salía deste­ rrado a Francia y allí permanecería hasta junio de 1823. Quebrantada notablemente su salud, fallecía en Madrid el 26 de agosto de dicho año al poco de su regreso a la patria. El P. Daniel de Manzaneda fue otro Capuchino castellano, que luchó también con denuedo y valentía, en los últimos años de la guerra de la Independencia, contra la impiedad, contra los libros inmorales y que atacaban la fe o la religión. El P. Manzaneda dejó la corte el 4 de diciembre de 1809 y, atravesando la Mancha, llegó a Andalucía, de donde pasó a Palma de Mallorca, a la que arribó el 24 de febrero de 1810. Aquí predicó por espacio de tres años con gran aceptación del pue­ blo y de los sabios, viendo en él un acérrimo defensor de la religión. El Cabildo le eligió para predicar en la catedral la cuaresma de 1813. En sus palabras vieron algunos mal intencionados ataques contra el gobierno y las Cortes, por haber extinguido la Inquisición, cuando en realidad lo que atacó fue la libertad con que, después de suprimido aquel tribunal, pululaban las falsas doctrinas, los impresos inmorales e irreligiosos, entre ellos El pacto social de Rousseau. En consecuencia fue encarcelado, yendo a parar a los sótanos de la antigua Inquisición con otros 15 predi­ cadores, entre ellos siete religiosos, y allí permaneció seis meses. Puesto en libertad preparó e imprimió su defensa y la de sus compañeros ante el Tribunal de primera instancia de la ciudad de Palma (36). Luego fue 484 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA (33) Este es su título: Apelación del P. General de los Capuchinos a la Junta Suprema de Censura y contestación a la segunda calificación o respuesta de la Junta provincial en mejora de apelación, Madrid, 1820; lleva la fecha del 2 de noviembre. (34) N o hemos podido dar con ejemplar alguno de esta Satisfacción, si es que existió. (35) Cfr. lo que a este respecto se dirá en el capítulo X III de esta segunda parte, capítulo dedicado a la personalidad del P. Solchaga. (36) Aparte de otros papeles y sermones del P. Manzaneda, citamos estos opúsculos suyos: Publicación de la respuesta que a la carta circular pasada por el Vicario General Gobernador del Obispado de Mallorca a los Superiores de las Ordenes Regulares dio por sí y por todos los que predican el Santo Evangelio como Dios manda Fray Daniel de Manzaneda, Religioso Capuchino, Cádiz, 1813, 32 pp.; El desengaño. Respuesta a las reflexiones sobre una carta que se atribuye al limo. Sr. Obispo de Mallorca, Palma, 1813, 30 pp.; Defensa del P. Daniel de Manzaneda del Orden de Capuchinos en el Tribunal de primera instancia de esta ciudad de Palma, Palma, 1814, 69 pp. En todos esos escritos se encuentran interesantes datos biográficos del P. Man­ zaneda y de su actividad apostólica.

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