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lecha, quien más tarde dejó el hábito y obtuvo dispensa de exclaustra ción (16). Fue también Calificador de la Suprema el P. Benito de Cárde nas, notable predicador; él fue por cierto quien en 1780 delató a la Inquisición las obras filosóficas del P. Francisco de Villalpando, aunque el título no se le concedió sino en 1783 (17). Un año antes, en abril de 1782, los superiores de la Provincia autorizaban al P. Manuel de Algete para admitir ser Calificador del Santo Oficio (18). Sabemos por otra parte que el P. Fidel de Calzada, que había sido Lector y se distinguía como famoso predicador en el convento de San Antonio del Prado, figu raba ya como Calificador en enero de 1784; tras de ocupar otros cargos de responsabilidad, fue elegido Ministro Provincial en 1799 (19). Cargos igualmente de importancia desempeñó el P. Francisco de Villamayor, designado en 1793 Calificador de la Inquisición de Toledo (20). Por fin, el último que aparece con dicho título de Calificador de la Suprema Inquisición es el P. Miguel de Santander, aunque no podemos señalar la fecha de su nombramiento (21). Y por lo que respecta al siglo xix sólo encontramos con seguridad los que a continuación citamos. Primeramente el P. Fidel de Piñera, nom brado Calificador de la Suprema Inquisición en 1807; ostentaba ya enton ces el título de predicador del rey y se distinguió por su elocuencia en el púlpito y por los cargos desempeñados; falleció en 1815 siendo Definidor (22). Un año después, en 1816, fue nombrado a su vez Cali ficador de la Suprema el P. Miguel de Salvatierra (23), y en la misma fecha el P. José de Santa María de Nieva, con un buen hacer de cargos en la Orden, fallecido en 1827 (24). Y por último y quizás por esos años, el P. Lino de Cantalapiedra, más tarde Provincial de Castilla y predi cador del rey, cuya muerte tuvo lugar el 28 de febrero de 1856 (25). EN DEFENSA DE LA FE, DE LA ORDEN Y DE LA PATRIA 481 (16) Se secularizó, en virtud de un breve del Papa, el 27 de octubre de 1789 (V A , 615); por eso no figura en el Necrologio. (17) Era riojano y se llamó Mateo Herrán Sáez; cursó teología en Valladolid antes de ingresar en la Orden, y le ordenó de sacerdote el obispo de Jaén, quien le hizo además su secretario y confirió la Canongía Dignidad de Vicario de Baeza; fue entre los Capuchinos Lector de filosofía y teología y se distinguió por su predicación, teniendo ya en 1770 el título de Misionero apostólico; con taba 50 años al concedérsele el ser Calificador en 1783 (AHN , Consejo de la Su prema Inquisición, leg. 1210, n. 14; A rchivo Arz. de T oledo, n. 262). (18) Necrologio, 248; V A , 250; falleció entre los años 1809-1814. (19) Cfr. Memorial literario, intructivo y curioso de la corte de Madrid, enero de 1784, p. 69; Necrologio, 59. (20) Necrologio, 73. (21) Con este título aparece en la portada de los dos primeros tomos de Doctrina y sermones para misión, impresos en Madrid en 1800. (22) Necrologio, 28; AHN , Consejo de la Suprema Inquisición, leg. 1243, n. 25. (23) Ibíd., 212; AHN , Consejo de la Suprema Inquisición, leg. 1330, n. 21. (24) Ibíd., 23; AHN , Consejo de la Suprema Inquisición, leg. 1298, n. 9. (25) Ibíd., 28. Como Calificador del Santo O ficio aparece en la portada del Sermón que en la solemne función de acción de gracias y toma de posesión del Excmo. y Rmo. P. Fr. Francisco de Solchaga, predicador de Su Majestad y Ministro General de todo el Orden de Menores Capuchinos de San Francisco, predicó..., Madrid, 1818. 31
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