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480 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA los importantes cargos desempeñados en la Orden; su muerte debió tener lugar después de 1721 (5). En los años que corren desde 1710 a 1750 encontramos distinguidos con el título indicado el P. Diego de Castrillo, religioso de gran prestigio, que, aparte de otros importantes cargos por él desempeñados, fue dos veces Provincial de Castilla; era Calificador del Santo O ficio al menos desde abril de 17 15 (6). Un año antes, en 1713 , fue a su vez designado Calificador de la Suprema Inquisición otro benemérito religioso, el Padre Agustín de Oviedo; desempeñó a su vez varios e importantes cargos, falleciendo en 1729 siendo Provincial (7). E l 30 de agosto de 1 730 dejaba también de existir el P. Agustín de Liébana, condecorado con idéntico título, después de haber ocupado varios y delicados puestos (8). Sufi cientes méritos por sus cargos y por su capacidad y competencia reunía asimismo para ser Calificador el P. Gregorio de Granada; lo era ya en 1731 y más tarde, en 17 37, fue además nombrado predicador del rey (9). Y en esos mismos años, a partir al menos de noviembre de 1733, gozaba el título de Calificador del Santo O ficio el P. Antonio de Valladolid, que había sido Lector, Definidor y ocupado otros cargos (10). Hay que agregar a los anteriores el P. José de Sangüesa, buen orador, nombrado predicador del rey en 17 36 y al siguiente año designado Calificador de la Inquisición de Toledo, pasando luego a la Suprema; fue también Provincial de Castilla y vivía aun en noviembre de 1766 (11) . Finalmente, otro de los superiores que rigieron los destinos de la Provincia fue el Padre Ramón de Bilbao, que también era ya Calificador al ser elegido para aquel cargo en mayo de 1748 (12). En los restantes cincuenta años del siglo x v i i i encontramos entre los Capuchinos de Castilla los siguientes Calificadores. En primer lugar el Padre Fidel de Alcabón, excelente predicador y benemérito por varios conceptos, a quien se concedió ese título en 1754 (13). Un año más tarde fue asimismo agraciado con él el insigne predicador popular y misionero apostólico P. Fidel del Valle (14). Posteriormente, en 1761, fue nombrado el P. Agustín de Toledo, dotado de excelentes cualidades oratorias, elegido posteriormente M inistro Provincial (15) , y en 1779, el P. Jorge de Valdi- (5) Necrologio, 15. ( 6 ) Ibid., 132. (7) Ibid., 194. ( 8 ) Ibid., 229; V A , 205. (9) Ibid., 142; VA , 206. ( 10 ) Ibid., 119; VA , 215. ( 11 ) Necrologio, 213. ( 12 ) Ibid., 87. (13) Ibid., 211 . (14) Ibid., 172. Debió ser elegido para ese cargo en 1755, ya que en el primer tomo de su Epinicio evangélico, impreso en Salamanca, 1755, se llama «Calificador electo del Santo O ficio de la Inquisición, Misionero Apostólico y teó logo de la Nunciatura de España, Examinador sinodal del arzobispado de Toledo y del de Salamanca». (15) Necrologio, 156.
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