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F IN DE LA GUERRA Y RESTABLECIM IENTO DE DISCRETOS 29 Diego de Castrillo, después de enviar a Villafranca del Bierzo, donde se encontraba el cuerpo del Santo, al P. Miguel de Valladolid para que realizase las oportunas investigaciones, informaba al P. Postulador. A eso se añadió una carta del P. Mateo de Anguiano, escrita a los superio res de la Orden (12 de enero de 1721 ), en la que ponía en su conoci miento algunos milagros que se decían obrados por el siervo de Dios. Por fin, la Sagrada Congregación de Ritos decidió se hiciese el proceso apostólico de non cultu, delegando a tal efecto al Abad de la colegiata de Villafranca. Por su parte el P. Provincial de Castilla, José de Ules- cas, designaba como vicepostulador de la causa al P. Buenaventura de Bayona (18 de junio de 1724 ), para que diese los pasos conducentes a la confección de dicho proceso. Este se hizo en el verano de 1724 , al igual que otro procesillo sobre algunos milagros, gracias a la actividad desplegada por el P. Bayona y su compañero el P. Matías de Mar- quina ( 29 ). Sospechamos también que fueron capuchinos de Castilla los que tra bajaron para que tanto el Abad de la colegiata de Villafranca como el Ayuntamiento y la Abadesa del convento de la Anunciada enviasen en 1723 cartas postulatorias a Roma. Ciertamente lo hicieron los reyes de España a solicitud del P. Diego de Madrid, Guardián del convento de San Antonio del Prado, enviando en 1722 cartas al Papa interesán dose por la beatificación de San Lorenzo ( 30 ). Durante el provincialato del P. Illescas se dieron los primeros pasos para una nueva fundación en Torrecilla de los Cameros, la que a fin de cuentas no se aceptó. Se continuó también estos años la construcción del convento e iglesia de Esquivias, efectuando la traslación del Santí simo poco antes del Capítulo celebrado el 25 de mayo de 1725 , en el que el P. Illescas, hecho más bien para la predicación que para el gobierno de los religiosos, renunció la voz pasiva, y fue elegido Provin cial por segunda vez el P. Diego de Castrillo ( 31 ). Al ser elegido formó unos apuntamientos que, como él mismo dice, «son conformes a los que para esta provincia hizo nuestro M. R. P. Ge neral Fr. Miguel Angel de Ragusa, después de haberla visitado, y asimis mo conformes a los en otros Capítulos publicados». Son, por tanto, reflejo de ordenaciones anteriores y, como insistía el P. Castrillo, iban encaminadas a sostener la pura observancia de la Regla y Constituciones y juntamente el rigor de la vida capuchina y el fomento de la vida espi ritual, así como la buena formación e instrución de los jóvenes dedicados a los estudios o que se preparaban para ellos. Así señala normas para que (29) Todos estos documentos se encuentran en el APC y pueden verse en mi artículo: San Lorenzo de Brindis, España y los Capuchinos españoles, en Natura leza y Gracia, 7 (1960), 1824. (30) Cfr. también estos documentos en mi artículo citado, 184-5, y en el estudio del P. M. de Pobladura, Los procesos de beatificación y canonización del nuevo Doctor de la Iglesia San Lorenzo de Brindis, en Collectanea Franciscana, 39 (1959), 396, 407. (31) VA, 175; ED, 161.
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