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PREDICACIÓN DE M ISIONES 459 a la Pasión del Salvador, las que eran cantadas en la procesión de peni­ tencia, que se efectuaba como final de la misión (24). Esa procesión final de penitencia era a su vez uno de los actos más emotivos de toda la misión. Sin embargo, en dichas procesiones se habían consentido no pocos excesos, penitencas llamativas y ridiculas que nos describe el mismo P. Pedro de Calatayud con toda clase de pormenores. Por fortuna, según afirma el P. Santander, fueron desapareciendo a impul­ sos de la influencia y predicación de los misioneros del Seminario de Toro, como igualmente el cru jir de las cadenas, los faroles y hachones encendidos, etc., empleados en algunos sermones de misión; cuando él llegó a dicho convento en 1774 , ya eran cosa pasada de moda y dese­ chada (25). Para todo eso y facilitar al propio tiempo los cánticos más usuales así como propaganda de devociones y actos de piedad, los misioneros compusieron diversos libritos. Aparte de los arriba mencionados, cono­ cemos la colección que hicieron los Capuchinos del convento de Sego- via (26); el Manual de devociones y coplitas místicas que se cantan en tiempo de Misiones por los Rvdos. PP. Capuchinos (2 7). También: Elogios que los PP. Capuchinos cantan en sus misiones a la Divina Pas­ tora de nuestras almas (28). Del mismo modo: Coplas místicas que usan en sus misiones los RR. PP. Capuchinos de la provincia de Madrid (29). Cánticos asimismo de penitencia y a la D ivina Pastora se encuentran al final de los V iacrucis que usaban los capuchinos castellanos y de que arriba hicimos mención. Esos cánticos servían además de convocatoria a la misión y son índice elocuente de las devociones por ellos propagadas: el V iacrucis, el Rosario, a la D ivina pastora, y demuestran también la importancia que daban al acto de contrición, llamado con justa razón el octavo sacra­ mento y que tanto propagaron todos los misioneros capuchinos. 6.— Estos se esforzaron para que el fruto de su predicación al pueblo fuese abundante y al mismo tiempo permanente. Para conseguir esto último sobre todo, el P. Carabantes aconsejaba empleasen los misioneros los siguientes medios: el rezo del Santo Rosario, el ejercicio de V ia ­ crucis, la frecuente confesión y Comunión y el establecer alguna Congre- (25) M. de Santander, Doctrinas y sermones para misión, I, Madrid 1800 prólogo. (26) Cfr. T. Baeza y G on zález, Reseña histórica de la imprenta en Segovia comprobada por sus mismas producciones, Segovia, 1880. (27) Se reimprimió en Madrid, en 1818, por el P. Félix de Villaumbrales, Procurador general; consta de 77 pp., tamaño 16. (28) Se reimprimió en Santiago, 1826; contiene sólo cánticos a la Divina Pastora y algunos de penitencia, que seguramente se cantaban en la procesión. Hemos visto un ejemplar en la biblioteca de Capuchinos de León, 47-E-39, n. 17. (29) Impreso en Cuenca, 1833, 16 pp.; contiene solamente varios cánticos a la Divina Pastora y de penitencia. Hay un ejemplar en la BN, Varios, C-625, n. 32.

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