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458 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA iglesia donde tenía lugar la misión y luego se continuaba por calles, plazas y explanadas o campo, terminándolo en la iglesia. Entre estación y esta­ ción se entonaban cánticos de penitencia o apropiados a cada una; luego se hacían las oportunas oraciones, a continuación el misionero dirigía una exhortación a propósito y se terminaba con un breve acto de contri­ ción. Para este «recorrer las Cruces», como entonces se decía, fueron varios los misioneros que compusieron el suyo, pero el más popular y difundido fue el que lleva por título: Divino sacro modo de visitar el Via-Crucis según lo practican los RR. PP. Capuchinos en sus Misio­ nes (20). Ya el P. José de Carabantes compuso y difundió su V iacrucis que va inserto en su librito Jardín florido del alma, del que luego hablaremos. H izo igualmente el suyo el P. Manuel de Jaén, que dio a conocer en el opusculito: Modo de visitar las Cruces, que insertó a su vez en otra de sus obras (21). También el misionero P. Fidel del Valle compuso otro distinto que forma parte de su obrita: Arpón místico (22). Además, aparte del que ya hemos citado en primer lugar, hemos visto otro impre­ so en hojas sueltas y que también debió repartirse con profusión: Cancio­ nes sagradas de la Pasión de Cristo nuestro Redentor para el Viacrucis y procesión de penitencia que en las misiones enseñan los Padres Capu­ chinos (23). Van asimismo entre esas Canciones 18 estrofas dedicadas (20) Hemos visto varias ediciones, antiguas y modernas, de este Viacrucis; la más reciente hecha en Burgos, en 1940, 31 pp. Comienza así la estrofa del ofre­ cimiento: «Poderoso Jesús Nazareno — de cielos y tierra rey universal, — hoy un alma que os tiene ofendido — pide que sus culpas queráis perdonar.» A esa estrofa y otras semejantes para cada estación, las que serían entonadas por los cantores, respondía el pueblo con este estribillo: «Reina del cielo, — estrella del mar, — alcánzanos gracia — para no pecar.» (21) Va al menos al final del Remedio universal de la perdición del mundo, en la ed. de Madrid, 1783. (22) El título completo y donde se expresa su contenido es así: Arpón mís­ tico, saetas al corazón, Utilísimo a toda clase de personas, para despertar de la culpa, hacer una confesión verdadera y recibir con la debida disposición el sacra­ mento de la Eucaristía; ofrecimiento para el Rosario y Viacrucis, y fácil método para entablar una cristiana vida, con lo demás que verá el cristiano lector, 4a. e d , Salamanca, 1758. (23) Son dos hojas, tamaño 8 .°; hemos visto varios ejemplares en la Bibl. de la Academia de la Historia, 9/3416, n. 9, y 9/3422; van insertas en tomos que formaban parte de la colección del P. A jofrín «T olle et lege». Cada una de las estaciones lleva dos quintetos y de una a otra estación se cantaba este estribillo: «Lágrimas de corazón — de puro dolor lloremos — para que todos logremos — el fruto de la Pasión.» (24) Una de esas estrofas era: « ¡O h , quién diese a mis ojos una fuente que vertiese de lágrimas raudales para llorar así copiosamente la Pasión de Jesús, los duros males, que por nuestros pecados sin medida su amor padece hasta perder la vida.» El estribillo entre una y otra estrofa era: « ¡A y , Dios m ío, por mí tan maltratado! ¡Ay de mí, que a Jesús la muerte he d a d o!»

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