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en Madrid y Toledo, no se prolongaban más allá de ocho días. Era además frecuente que dos o más misioneros fueran recorriendo, pueblo por pueblo, una región determinada, misionando en cada uno. A sí lo hicieron, por ejemplo, en 1769 los PP. Basilio de A lba y Joaquín de A jo frín , predicando segidamente en Leganés, Fuenlabrada, Humanes, Torrejón de Velasco y Torrejoncillo (1 1 ). En la primera mitad del siglo x vm no se consideraba la cuaresma como tiempo a propósito para dar misiones, seguramente que por darse ya en ese tiempo abundante predicación penitencial; las fechas mejores fueron desde Todos los Santos hasta Navidad, o desde primeros de año a la cuaresma. A sí, la misión que anualmente debían predicar los religio­ sos de Cubas en Chinchón, por decreto del Definitorio provincial debía tener lugar en esos meses y por de pronto fuera de cuaresma (12 ). Luego ya fue cosa admitida el tener las misiones en cuaresma preferentemente. Varias que se organizaron en Toledo, desde 1764 en adelante, se tuvie­ ron en cuaresma, predicándose primero en la catedral por espacio de ocho días y seguidamente en varias otras iglesias de la ciudad, una sema­ na en cada una. Lo propio se diga de las cuatro o cinco que todos los años predicaban los Capuchinos en diversas iglesias de Madrid, eligiéndose para ellas las cuatro o cinco primeras semanas de cuaresma (1 3 ). Sucedía a veces que el propio obispo dirigía a los fieles una pastoral para animarles a la asistencia de la misión. A sí, por ejemplo, el arzobispo de Santiago, para preparar los ánimos, publicó en 1774 un Aviso pastoral, dirigido a la ciudad y pueblos de la diócesis con motivo de las misiones que iban a dar algunos Capuchinos de Salamanca. Y , una vez tenida en la propia ciudad de Santiago, volvió a dar otra nueva Exhortación pastoral «a mis muy amadas ovejas de mi ciudad y arzobis­ pado de Santiago con motivo de la santa misión que se acaba de hacer» (14 ), la que debió servir de preparación para las que luego se dieron en otros pueblos y en la que al mismo tiempo reconoce los extra­ ordinarios frutos espirituales recogidos en la primera. La apertura de la misión se hacía con la máxima solemnidad. Así, por ejemplo, las que anualmente se tenían en cuatro parroquias de Madrid, daban comienzo con una procesión que se iniciaba en nuestra iglesia de San Antonio del Prado; en ella cuatro niños y cuatro estu- 456 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA (11) Ibtd. Aquí hay también una larga lista de cerca de cien pueblos de la diócesis de Toledo en los que dieron los Capuchinos misión los años 1769-1770. (12) Decreto del Definitorio provincial de Castilla, 27 abril 1726 (VA , 182). (13) Hay varios documentos en el Arch. Arz. de Toledo, sobre todo el Re­ gistro del Cerdenal Portocarrero, libro 342, ff. 31, 91, 151, donde constan estas misiones y señaladas las iglesias donde se darían, aunque esto dependía más bien del P. Provincial; se les daba solemnidad extraordinaria que el cronista narra con toda clase de pormenores (VA , 478). (14) Un ejemplar de esta Exhortación pastoral, fechada el 20 de junio de 1774, hemos visto en el AHN , Consejos, 5535, n. 44; también hay ejemplares en la Biblioteca de la Academia de la Historia, 9/3425, 9/3443, 9/3453; en estos se pone a pluma y letra del P. Ajofrín los nombres de los misioneros que fueron los Pa­ dres Joaquín de Lubián y Jerónimo de Cifuentes.

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